Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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RADICAL LIBRE

El circo de la colonia

El circo de la colonia
Dakar es la capital de Senegal, una colonia francesa que se convirtió en el mayor centro moderno del tráfico de esclavos. El Rally París-Dakar se creó como un “homenaje” a la travesía que tenían que pasar los esclavistas franceses para llegar desde París hasta ese puerto. Cómo podría entenderse, entonces, que el presidente Evo Morales, el descolonizador, afirme: “Estoy muy contento, ahora puedo decir con mucha fuerza que el Dakar es patrimonio de la humanidad. Hace olvidar los problemas”. O que su comisario, Juan Ramón Quintana, diga que la presencia del Rally Dakar “es una derrota moral para los Pizarros modernos”, que sirve para que Bolivia supere “180 años de vaciamiento del alma nacional porque es un acto de descolonización”.

El año 2005 surgió desde Francia una denuncia de 24 organizaciones no gubernamentales que suscribieron un manifiesto pidiendo la supresión del Rally, indicando que era “un rodeo publicitario en el continente de la pobreza”. Hoy hablar del Rally Dakar en Europa es similar a elogiar la caza de animales salvajes o la energía nuclear: un desarrollo depredador, prepotente y sucio. Y, claro, elogiar el Dakar se convierte en una celebración de la colonización en una época en la que celebrar la condición colonial no solo es una vergüenza moral sino una estupidez política. Por eso, en el siglo XXI, el siglo de la sociedad del conocimiento, el mundo del norte está redefiniendo el desarrollo pero, paradójicamente, en países acomplejados como el nuestro, el Gobierno nos devuelve a los siglos de la esclavitud moderna y utiliza ese circo para convertirnos en espectadores entusiastas de nuestra propia degradación.

En Bolivia, para añadir comedia a la tragedia y a pesar de toda la fanfarria mediática, el Dakar no es fiesta, el Dakar es circo. Esa diferencia entre la celebración popular y la alienación estatal es sustancial; explica porqué en una fiesta el pueblo participa y en el circo es apenas espectador cautivo.

Para esconder la muy próxima crisis económica, para disimular la subvención a los agroindustriales transgénicos con la transferencia del dinero de los trabajadores, para ocultar los desastres en salud y educación, el Gobierno ha inventado un circo y lo ha llamado descolonizador. Ya es demasiado tarde para que el pueblo caiga nuevamente en la estafa. El 21 de febrero de 2016 Bolivia dijo NO. El 21 de febrero de 2017 Bolivia dirá que ya no soporta más este destierro. La Patria estará en las calles como protagonista, no como espectadora.