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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Trump, en la Casa Blanca

Trump, en la Casa Blanca
Este viernes, Donald Trump se convertirá en el nuevo presidente de Estados Unidos. Qué curioso, antes de asumir el poder, ya dio mucho de qué hablar, incluso como si se tratara de un viejo mandatario que lleva años en el poder con el consiguiente gasto de popularidad y, por ello, el martes último se decía en los medios de información estadounidenses que asumiría con los índices de popularidad mucho más bajos que sus predecesores.

Es probable que esto se deba a que sin siquiera estar aún en el poder, Trump hizo declaraciones como si lo estuviera, sembrando con ellas mayor incertidumbre y división de las que ya existen y pueden terminar haciendo añicos a Estados Unidos y los países vinculados a este, tal el caso de una reciente en la que indicó que México debiera pagar por el muro que él quiere que exista entre ambos países para evitar que los mexicanos sigan emigrando hacia el país del norte.

No solo eso. Trump amenazó con imponer tarifas arancelarias del 35 por ciento en la frontera, hasta ahora inexistentes gracias al Tratado de Libre Comercio de América del Norte que él exige renegociar, a aquellas empresas estadounidenses que desplacen sus operaciones a México para importar luego su producción.

De acuerdo a una encuesta de la cadena ABC y del diario The Washington Post, un 40 por ciento de los estadounidenses tiene una opinión favorable acerca de Trump, frente a un 54 por ciento que posee una impresión desfavorable. La encuesta repasa los índices de popularidad de los predecesores de Trump justo antes de asumir la Presidencia: Barack Obama (79 por ciento), George W. Bush (62 por ciento), Bill Clinton (68 por ciento), George H.W. Bush (65 por ciento), Ronald Reagan (58 por ciento) y Jimmy Carter (78 por ciento).

Otra encuesta de la cadena CNN revela que Trump asumirá la Presidencia con un índice de aprobación de apenas el 40 por ciento, el más bajo de la historia reciente, frente al 84 por ciento de Obama en 2009; al 67 por ciento de Clinton o al 61 por ciento de George W. Bush.Tras la publicación de esos sondeos, Trump denunció a través de su cuenta de Twitter que están "amañados", porque los están elaborando "las mismas personas" que hicieron las "falsas" encuestas electorales y que estaban "tan equivocadas". Se refería a las encuestas de la campaña electoral del año pasado, que en su mayoría auguraban un triunfo de la entonces candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton, en los comicios del 8 de noviembre.

Más allá del valor que tengan o no las encuestas, efectivamente cuestionadas porque los análisis cuantitativos arrojan resultados diferentes dependiendo, incluso, de cómo se formulen las preguntas, lo cierto es que los medios de información en general se convertirán a partir de este viernes en una gran piedra en los zapatos de Trump porque como candidato no lo querían y siguen, muchos, sin quererlo hoy.

Entonces la gran pregunta que se podría hacer es cómo puede gobernar una persona con los medios de información en contra y si eso es posible, por lo menos para pensar en llegar a un buen puerto. Difícil de responder, ahí está Cristina Fernández que en los últimos años de su mandato en Argentina tuvo en contra a todo el grupo Clarín, el mismo que años antes había respaldado a su esposo como presidente.

En todo caso, al rechazo de una parte de la población se sumará este viernes la decisión de medio centenar de legisladores demócratas de no asistir a la toma de posesión del presidente electo Trump, en protesta por sus políticas divisionistas y sus críticas al ícono de los derechos civiles, el congresista de ese partido John Lewis.

Hasta donde se conoce, no existen precedentes en la historia moderna de Estados Unidos de ese tipo de negativa masiva de legisladores a acudir a una ceremonia tan solemne y enraizada en la democracia estadounidense como la toma de posesión de un Mandatario.