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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Ganamos experiencia

Ganamos experiencia
Fred Korthagen ha reflexionado sobre cómo mejorar el ejercicio docente y como resultado de esa reflexión ha publicado varios libros que han abierto una puerta para que los docentes profundicen sobre su experiencia profesional. Él asegura que para ser un buen docente los años de experiencia no son suficientes para mejorar, lo cual debería ser una mala noticia para quienes llevan 20 años o más en el ejercicio de la docencia y creen que eso les convierte, automáticamente, en buenos docentes.

Para mejorar en el ejercicio docente, se debería realizar procesos consuetudinarios y sistemáticos de revisión sobre el mismo, de manera que se vayan analizando todos los aspectos que tienen relación directa sobre la experiencia de aula (y fuera de ella). Pero además se debería realizar utilizando una metodología que bien se puede aplicar a cualquier otro ejercicio profesional.

Korthagen asegura que en una situación de aula tomamos muchas decisiones y, además, de manera simultánea y que esas decisiones (y actitudes) normalmente están fuertemente influenciadas por experiencias pasadas que nos han marcado de manera tal que reaccionamos automáticamente ante algunas situaciones y el resultado de ello no siempre es el mejor.

Para evitar lo anterior, Fred propuso una metodología que tiene cinco pasos: el primero es la acción en sí, es decir la clase; el segundo, es la revisión de lo que se pasó en la clase (o cualquier situación profesional o de la vida personal) de manera descriptiva (sin emitir juicios de valor); el tercer paso es la determinación de uno o algunos pocos momentos que nos llamaron particularmente la atención sobre lo sucedido y qué sentimos en esos momentos y si en la clase hubo alguna discrepancia entre lo que se había planificado inicialmente y lo que en realidad sucedió.

Una vez que hemos identificado ese momento en el que sentimos algo que no estaba del todo bien debemos recrear qué fue lo que hicimos y cómo, es decir, deberíamos recordar cuál fue nuestra actitud en ese momento. Con esa actitud encontrada intentamos identificar cuál fue el hecho específico en nuestra vida que puede haber originado ese sentimiento o esa actitud específica.

Si, por ejemplo, me doy cuenta de que me avergonzó que un estudiante me haga una pregunta que no pude responder, debería buscar en mi pasado algún momento en el que haya sentido eso y que me haya marcado, puede que sea una situación familiar en la que un tío me haya avergonzado por no saber hacer algo. Una vez descubierto eso debo planificar un comportamiento futuro específico en una situación similar que modifique mi respuesta o conducta; finalmente, la quinta parte es la nueva experiencia de aula en la que aplico lo que aprendí y planifiqué de mi reflexión.

Esta metodología es solamente una manera de mejorar la práctica docente, hay tantas como docentes reflexivos haya y probablemente, inclusive, tomen en cuenta aspectos que Fred ignora. La educación comenzará a cambiar cuando los docentes dejemos de pensar como la selección de fútbol que cada que pierde “gana experiencia”; la selección ya demostró que tiene mucha experiencia perdiendo, comencemos a ganar de nuestras experiencias de aula reflexionando sobre lo que no hicimos bien y proponiendo cambios específicos.