Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 16:35

Punto muerto invariable del fútbol

Punto muerto invariable del fútbol
Hace un mes que el titular saliente de la Federación de fútbol tuvo el extraño capricho de convocar a un congreso para renunciar irrevocablemente y hacer aprobar un nuevo estatuto, pero pocos días después cambió de idea, porque no tenía posibilidad física de asistir.

Sin embargo, los clubes profesionales y las asociaciones ya le tomaron la palabra y con excepción de dos miembros disidentes, la mayoría aceptó la renuncia; aunque no llegó por escrito, además de que la convocatoria publicitada desapareció misteriosamente de las redes.

El congreso extraordinario, aparatoso e innecesario, se limitó a aplicar el actual estatuto por el que asume la presidencia interina el segundo, con la misión de convocar a otro congreso ¿en 40 días?

Ese el panorama corroído del fútbol boliviano, hace años a la deriva, sin horizonte y envuelto en bajas pasiones, donde sus protagonistas compiten para ser los peores, hasta perder el raciocinio.

Simultáneamente, la Sub 20 entrena a marchas forzadas para la aventura que comienza el 21 de enero; los clubes a tropezones buscan refuerzos dentro de sus posibilidades, porque cuando un equipo ofrece 10 a un determinado jugador, surge otro club foráneo que puede ofertar 40, con lo que es imposible competir, considerando que la mayoría apenas sobrevive.

A diferencia de esta cruda realidad, la FIFA, diseñando el futuro de su maquinaria insaciable para producir dinero, aprobó que desde 2026 la Copa del Mundo será con 48 selecciones, en grupos, clasificando a 32 en la primera fase, prosiguiendo con una eliminación simple, todo en 32 días, vigente para los mundiales de Rusia y Qatar.

Por otra parte, al nuevo mandamás Infantino también se le ocurrió promover un torneo mundial de clubes, con 24 participantes. Bolívar representará al país, de acuerdo al ránking de la Conmebol.

Mientras tanto, el problema del fútbol cochabambino continúa sin solución por años, porque a nadie se le ocurre entregar la decisión y unidad, a los clubes que practican, mal o bien, este deporte.

Nos encontramos en un punto muerto, del que parece difícil despegar, por ambiciones personales y poca voluntad para trabajar a mediano y largo plazo, con divisiones menores para formar valores competitivos, en las diferentes regiones del país.