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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 16:35

En Sacaba faltan jueces y auxiliares y en Quillacollo infraestructura

En Sacaba faltan jueces y auxiliares y en Quillacollo infraestructura


Dos realidades diferentes se viven en los juzgados de Sacaba y Quillacollo, los municipios que reciben mayor número de causas judiciales, después del Cercado.

Mientras que en Quillacollo una sala de audiencias es compartida con un juez, en Sacaba los operadores de justicia y litigantes se desenvuelven en la comodidad de un flamante edificio de su nueva Casa Judicial.

En Quillacollo el problema más agudo es la falta de infraestructura y en Sacaba, los recursos humanos.

Desde la entrada al edificio en Sacaba los litigantes reciben orientación de un policía sobre la ubicación de las instalaciones, no hay un servicio de plataforma para recibir las causas y tampoco una sala para el sorteo de las mismas, por lo tanto, el ciudadano debe buscar uno por uno el juzgado que le corresponde para ingresar su denuncia. Hay 10 juzgados en esa capital.

A primera vista, los tres juzgados civiles y comerciales tienen una fila de espera de litigantes, mientras que el tribunal agroambiental luce vacío. Un funcionario que no despega la vista de su celular, durante nuestra visita, es lo único que se puede observar detrás de la ventanilla de esa oficina, mientras otros tres escritorios permanecen vacíos.

Las oficinas de conciliación también tienen alta demanda y se registran filas.

Una jueza de Sacaba, que pidió guardar su nombre en reserva, contó que en ese municipio, a excepción de dos juzgados, se reciben hasta 50 memoriales y se realizan hasta tres audiencias al día.

Con el trabajo de un juez, un secretario y un oficial de diligencias por juzgado no se puede atender la alta demanda de causas que hay.

La jueza indicó que hace un año les habían prometido la incorporación de auxiliares, personal que se encarga de atender los memoriales y hacer las transcripciones, pero como el secretario es el que hace actualmente ese trabajo, no puede ayudar al juez y es ahí donde los procesos comienzan a tardar. En ese juzgado se inició el año con 30 causas pendientes de 2016 y asegura que hay otros jueces que deben resolver casos de hasta hace cuatro años atrás.

Ni siquiera la colaboración de un pasante de la carrera de Derecho con los que se cuenta en la mayoría de los juzgados es suficiente para atender a los litigantes y las causas.

La juez asegura que ingresa a las 7:15 horas y sale a las 20:00, todos los días.

"Ni siquiera haciendo esas horas extras logramos cubrir la demanda de la gente. Todo el personal se queda para tratar de evitar denuncias de parte de los litigantes por los retrasos, pero es imposible atender tantas causas".



QUILLACOLLO En el municipio más grande del Valle Bajo, la atención al litigante es caótica, hay incomodidad y los juzgados están repartidos a lo largo de tres cuadras de la calle Cleómedes Blanco, en tres edificios.

En el edificio principal, innominado funciona Derechos Reales en la planta baja y en tres pisos están las oficinas de 10 de los 17 juzgados que tiene ese municipio.

El edificio de apartamentos, pensado para ser habitado por familias, fue adecuado e improvisado para oficinas y la incomodidad con la que trabajan los juzgados es un problema.

Las salas de audiencias son de aproximadamente unos 18 metros cuadrados y más reducidos aún son los espacios donde trabajan el secretario y el pasante que ayudan al juez.

Hay archivadores y papeles de las causas que están acumulados en el piso de las oficinas del secretario y el juez a la espera de ser llevados al departamento de archivos. El espacio entre uno y otro escritorio está medido exactamente para que una sola persona pueda pasar. La justicia en Quillacollo funciona así hace más de diez años.

Las oficinas acomodadas en otros dos edificios en la misma calle fueron alquilados para que funcionen los juzgados de familia, niñez y adolescencia, laboral y conciliadores.

OPINIÓN visitó las instalaciones de estos dos edificios, de los cuáles se paga alquiler, y evidenció que también son oficinas adaptadas para la atención al público. Algunas no superan ni siquiera los 50 metros cuadrados.

Al igual que en Sacaba, en Quillacollo también hay problemas por falta de personal. Un funcionario del juzgado, que no se identificó, dijo que los pasantes son los que de alguna manera ayudan a aminorar las causas y devolver los memoriales y que pese a ello, se requiere de la presencia de los auxiliares.