Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 11:18

2017: ¿También año noevo

2017: ¿También año noevo
Se fue el 2016 y se confirmó lo que muchos decían: “Este será el año noevo” y así fue. Los propios afines al régimen admitieron que 2016 fue un año muy malo para ellos, pero reafirmaron que sus yerros fueron por culpa de las trampas, mentiras y patrañas de la derecha neoliberal. No fue un año para el señor Evo Morales, pero, como en todos los casos, él no sabe nada, él no puede entender y él no está informado porque, por salud mental, solo ve foxsport. Y como está en la luna de paita del año 2005, pues buscó terminar el 2016 con el ensalzamiento de su poder y de su persona en dos eventos (Montero y Villa Tunari), que lo elevaron a las cumbres más allá de Machu Picchu declarándolo Comandante (¿de qué?) y haciéndole escuchar, algo que él sí sabe y está re convencido hasta los tuétanos: que es insustituible, que es único, que no hay más nadie, ni su Vicepresidente de 20 mil libros, que le llegue siquiera a la uña del dedo meñique del pie izquierdo.

 Se cree tan poderoso y gigante que las leyes humanas le estorban, él está por encima de esas pequeñeces; él se guía por las leyes de su divinidad y, por lo tanto, cualquier ley humana que lo perjudique tiene que ser ignorada o cambiada. El retorno del Pachacutic lo expresa él y ha venido a instaurar un reinado de más de dos mil años. Así que nada lo puede detener en sus una y mil repostulaciones que quiera. A él lo sacarán en pose horizontal, porque de su propia voluntad o designio legal humano, él no se irá jamás.  

 Los mortales ciudadanos vemos horrorizados cómo una cohorte de amarrahuatos se solaza diseñando estrategias para destruir la CPE y seguir loteándose el país en espacios de poder y corrupción. Es un hecho que a 11 años del régimen ya no queda ni la pisca de lo que prometieron ser, pues, todo, sí, todo lo que criticaron lo tienen en sus entrañas, hoy, corregido, aumentado y sahumado. Por ello, el MAS ya no es futuro, y su presencia actual es el retorno a las prácticas del peor de los pasados que ellos criticaron: la colonia, porque tratan a Bolivia como su encomienda, su lugar de explotación, de enriquecimiento rápido, y a los ciudadanos como a sus vasallos y mitayos. Carlos V es un piojo tuerto ante el rey Evo I y su colonia Evostan.

 Empezamos el 2017 y a pesar del circo de cuatro ruedas y autoridades judiciales amansadas al Órgano Ejecutivo, es muy difícil que se pueda volcar la atención del pueblo. La falta de agua, la falta de empleo, la corrupción en ascenso y el cinismo en la gestión como norma marcan la agenda ciudadana que los políticos por más enamorados, poderosos y sinvergüenzas que sean no podrán cambiar los temas que la gente de a pie siente día a día.