Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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A mi gonista jaborito

A mi gonista jaborito
Durante las dictaduras militares, no había con quién debatir. La derecha te miraba con desconfianza y evitaba que circularan las ideas. Quizá por eso los partidos de izquierda nos enfrascábamos en debates interminables, con abundantes citas marxistas y otras tales como el método para la revolución: si el foco guerrillero, la guerra popular prolongada o la ya vieja insurrección popular. Pero de este seno salimos amigos, y ahora que podemos discutir sin tapujos deberíamos hacer propuestas y mirar el futuro desde el presente. Pero ya no el pasado, tan lleno de críticas de uno y otro lado.

Necesitamos propuestas y la oposición, de buena o mala fe, parecería no tenerlas. Se concentra en la crítica, se tapa los oídos y cierra los ojos para evitar ver u oír la obra de Gobierno del proceso de cambio, que lleva la iniciativa desde varios ángulos y no solo en las redes sociales.

Hay que tener en cuenta que el país no son las redes; es mucho más que eso, porque abarca una población muy grande y un electorado no menos grande, que rebasa con mucho los alcances de las redes.

Pienso que es hora de reflexionar largo y no limitarse a escribir frasecitas twitteras de menos de 140 caracteres, como si la realidad pudiera resumirse en ellas. Es hora de debatir en serio y de mantener la amistad por encima de la política.

Hemos dicho hasta el cansancio que el enemigo común es el gonismo, versión criolla del neoliberalismo, justo cuando este retrocede en el mundo con el Brexit inglés y el triunfo de Trump. Aferrarse a él es perder la batalla antes de iniciar la guerra. Es hora de hacer propuestas. Este y el próximo serán años cruciales para ello. Si el Gobierno da la cara y muestra una política económica seria, ¿por qué la oposición no junta a sus mejores intelectuales para diseñar propuestas?

Que el gonismo acá, que el proceso de cambio allá, que el neoliberalismo. Ya basta de aferrarse al pasado. Como dicen Les Luthiers, “suéltame, pasado”. Parecería que tenemos un ojo en la nuca que no nos permite avizorar el presente y el futuro, o que nos limitamos a criticar y hallarle defectos a todo lo que se nos cruza, en lugar de acumular tremendas dosis de buena leche para la que se viene. No somos enemigos inconciliables. Esos eran los paramilitares de extrema derecha, que querían someternos con pateaduras, prisión y torturas. Ahora hay un debate franco entre todos.