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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
  • Actualizado 09:26

Autoventa, cuando el remedio es peor que la enfermedad

Autoventa, cuando el remedio es peor que la enfermedad
Tal parece que uno de los denominadores comunes en la historia de Cochabamba son las malas decisiones que una y otra vez toman las autoridades ediles de turno. Una última tiene que ver con el traslado de quienes venden carros de la avenida Beijing y Blanco Galindo a la Segunda Circunvalación.

Cuando se presenta un problema pequeño, mediano o grande, la solución debiera estar orientada a no generar otro problema igual o mayor porque de ser así podríamos aplicar aquel dicho de que el remedio puede terminar siendo peor que la enfermedad y este parece ser el caso por cuanto el proyecto de reubicación de la autoventa, que concentrará a más de 15 mil personas, pone en riesgo de contaminación a las torrenteras Pajcha Mayu y Pintu Mayu del Parque Nacional Tunari. No solo eso, vulnera normas municipales y nacionales.

El espacio ofrecido por los munícipes se extiende por más de 3.5 kilómetros sobre la avenida Segunda Circunvalación, desde tres cuadras antes al ingreso del Parque Tunari hasta la zona de Taquiña. Según el Plan de Manejo del Parque Nacional Tunari y diferentes estudios hidrológicos, el límite sur del parque es considerado "la zona de mayor recarga acuífera de toda la Región Metropolitana" del departamento. Además, las torrenteras Pajcha Mayu y Pintu Mayu se constituyen en las áreas de recarga acuífera “de mayor relevancia” encima y debajo la cota 2.750.

Ya el jefe de Protección del Parque Tunari, Alberto Terrazas, explicó que la concentración de gran cantidad de personas que mueve la autoventa terminará afectando a las torrenteras, porque necesitarán realizar sus actividades rutinarias que incluyen alimentación y el uso de sanitarios que ni siquiera existen en el lugar hasta el que la gente ya debía trasladarse el último sábado.

La concentración de basura en las torrenteras y sus franjas ocasionará el arrastre de residuos sólidos contaminantes que durante su recorrido también provocarán el desborde de agua en temporada de lluvias. Segundo, la presencia de basura en el lecho del río contaminará también el agua que se infiltra naturalmente hacia las fuentes naturales, los pozos.

No será todo. Se pondrá en riesgo a las especies de fauna silvestre que habitan en la zona, entre aves, animales e insectos y también a las plantas. No hay que perder de vista que en la zona existen más de 370 especies de árboles, arbustos y yerbas como el molle, las acacias, el cedrón silvestre, el waran way y otras que atraen a insectos polinizadores como el colibrí y las abejas que, a su vez, aseguran la reproducción de la vegetación.

Lo curioso del caso es que aunque hay un decreto municipal que prohíbe la contaminación y afectación de la zona, ya se generó la destrucción de dos hectáreas de terreno donde fue eliminada toda la vegetación existente, probablemente con el propósito de habilitar más espacios para la exposición de vehículos o parqueos.

A pesar de todo lo explicado, Movilidad Urbana de la Alcaldía de Cercado maneja el argumento de que como ya se dispuso tal traslado mediante un decreto edil, lo único que queda hoy es hacerlo cumplir. “Lo único que hay que cuidar –dijo el director de Movilidad Urbana de la Alcaldía, Ever Rojas– es que la gente no entre a la torrentera a hacer sus necesidades o botar basura, que fácilmente podemos controlar con guardias ambientales, dos días por semana no es nada. Además, las torrenteras ya han sido afectadas desde hace más de 15 años, no es posible que por la instalación de la autoventa esto empeore. Estamos viendo todos estos temas en el decreto”.

Como se podrá ver en estas declaraciones, uno puede terminar concluyendo que en este caso no solo el remedio es peor que la enfermedad, sino también los argumentos usados para este despropósito.