Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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La avenida Suecia

La avenida Suecia
E n nuestra constante lectura del territorio urbano, esta vez reparamos en una de las vías de primer orden existentes en la populosa parte sud de la ciudad; la avenida Suecia. Probablemente desconocida o poco frecuentada por gran parte de la población cochabambina por las escasas motivaciones de ir por esos lares y peor aún ahora si tuviésemos la ingrata ocasión de ir a recorrer esta zona por algún motivo. Normalmente, se llega a esta avenida por sus extremos, por el lado Este bordeando la laguna Alalay y por el lado Oeste por la avenida Guabirá (sorteando los desniveles o la avenida 6 de Agosto). Lo que llama la atención es su prolongado estado de reconstrucción y abandono de un gran segmento de esta avenida, son alrededor de dos años que se intenta mejorar sus jardineras y aceras centrales sin lograr este propósito. Mientras tanto el paisaje es desolador, mezcla de polvo y basura, escombros sin recoger, material de construcción y agregados que, poco a poco, se deterioran y dispersan junto con la basura que se tira en sus calles aledañas. Son frecuentes los malos olores por las aguas servidas que rebalsan de sus cámaras y discurren por sus calles, a esto se suma la considerable existencia de canes callejeros cuyos detritos están por todos lados, además de los urinarios improvisados que la gente hace de sus rincones, asfaltos rotos por acometidas domiciliarias sin reparación, el transporte público y privado que reparte el barro sucio con sus ruedas, etc. Llama la atención, decíamos, porque en esta avenida, además existe un importante equipamiento urbano, un hospital, agencias bancarias, un campo de fútbol de césped sintético, colegios, guarderías, restaurantes, farmacias, templos evangélicos, una parroquia, mercados, parques infantiles, salones de fiesta, venta de comida callejera, parada de taxis, etc. Llama la atención, decíamos, porque pareciera que los vecinos y sus autoridades distritales se han acostumbrado a la mugre con que se convive. La desidia urbana es evidente, los trabajadores municipales que no terminan su trabajo y no pasa nada y la apatía de los vecinos. Los rostros de niños tristes y con lágrimas en sus ojitos dibujados al inicio de esta avenida, parecieran sufrir la conducta de los vecinos y sus autoridades de hacerse a los “suecos” ante el estado de su entorno.