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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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El fenómeno Rubí y el desconcierto

El fenómeno Rubí y el desconcierto
Mientras crece el debate sobre el concepto de posverdad en nuestras sociedades, el estrellato de la joven mexicana Rubí y su pequeña comunidad rural de La Joya por una simple fiesta de 15 años reflejan el desconcierto de una opinión pública cada vez más mediatizada por las redes sociales.

No importa al final que la muchacha, cuyo rictus aturdido le daba este lunes más aire de víctima que de diva mediática, reuniera a 30.000 personas en un pueblo remoto de 200 habitantes, cuando 1.3 millones habían aceptado previamente su viral invitación a asistir a la fiesta a través de las redes sociales. Ante la creciente dispersión de la información por el tsunami de datos en el que naufragamos en este mundo globalizado, el acontecimiento solo sirvió para hacer buena la máxima de "a río revuelto ganancia de pescadores".

La analista María Elena Meneses consideró este martes que "si este fenómeno se hubiera quedado atrapado en las redes sociales, allí se hubiese quedado, como algo simpático, un fenómeno propio de internet". El problema es que en este caso la atención "saltó de las redes sociales a lo medios tradicionales y fue retomado por gente del espectáculo, marcas comerciales y políticos oportunistas", detalla esta profesora investigadora de Medios Digitales del Instituto Tecnológico de Monterrey.

Juan Manuel Carreras, el gobernador de San Luis Potosí, el estado del centro-norte de México donde está La Joya, se acercó a la fiesta para regalar a Rubí libros y una computadora.

Hilario Ramírez, el alcalde del municipio de San Blas, en el estado occidental de Nayarit, recorrió un trayecto por tierra de ocho horas para obsequiar a la homenajeada con un automóvil. Famoso por su frase de "le robé (al ayuntamiento), pero poquito", Ramírez aclaró a los medios que compró el vehículo con su dinero y no el del erario público.

Solo "la crisis de credibilidad en la ciudadanía" respecto a la clase política —prosigue Meneses— puede explicar estos gestos. Gestos como el del gobernador del Estado de México (colindante con la capital del país), Eruviel Ávila, "que no tiene nada que ver" con la joven pero aprovechó para regalarle un fin de semana en Valle de Bravo, destino turístico del territorio que gobierna.

Más allá del provecho político que le sacaran algunos, para Meneses la cobertura informativa de la fiesta revela también que "los medios tradicionales están atravesando por una tremenda crisis".