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Las enseñanzas de 2016

Las enseñanzas de 2016
Adiós 2016. El año que se va hizo llorar a muchos. ¿Quién lo extrañará? Por ahí dicen que no hay mal que por bien no venga. Saquemos, entonces, algunas enseñanzas de esos 365 días tan duros.

El 21 de febrero de 2016, el Presidente de Bolivia perdió en las urnas la posibilidad de abrir la Constitución para volver a postularse a la Presidencia en 2019. Desde entonces y hasta diciembre, Evo Morales, autoridades de Gobierno y dirigentes del MAS insistieron en lanzar globos de ensayo para lograr abrir la puerta de la ley de leyes. Acusaron a un grupo de medios de información de haber influido en la población mediante mentiras, y en diciembre plantearon la posibilidad de anular el referendo. Primera enseñanza: no es bueno para un país ni para los partidos políticos no formar nuevos líderes que puedan reemplazar a los antiguos. Y se sigue fomentando el caudillismo.

Durante gran parte del año faltó agua primero en Cochabamba y luego en otras partes de Bolivia. Incluso, la escasez madrugó a las autoridades en La Paz, donde tarde se dieron cuenta de que prácticamente se habían quedado sin el líquido vital para la vida.

No estamos preparados como pueblos, ciudades ni país para desastres, ni medianos ni grandes. No nos puede faltar ni sobrar agua, así se simple. No sabemos hacer un uso racional del líquido vital para la vida ni cuando este nos falta, mientras en la acera del frente las autoridades encargadas de vigilar la oportuna dotación de agua tardan semanas y hasta meses en dar soluciones. Y cuando empieza a llover, media hora es suficiente para que comencemos a inundarnos. Segunda enseñanza: tenemos que prepararnos como sociedad para enfrentar desastres sin importar el tamaño que estos tengan.

Las disputas políticas entre alcaldes que no son del MAS y gobernadores o ministros que sí lo son brillaron durante todo el año, obstaculizándose mutuamente en temas vitales para la población como, por ejemplo, el necesario dinero para cambiar las redes de agua del casco viejo de Cochabamba. Tercera enseñanza: debemos exigir a las autoridades que pongan el interés de los ciudadanos por delante del suyo.

Las mujeres siguen muriendo y hasta a los niños se los está matando de hambre y a golpes. Cuarta enseñanza: debemos aunar esfuerzos para frenar esta lacra y exigir que se cumplan las leyes y, si en alguna existiera algún artículo que ajustar o añadir, hay que hacerlo.

La negligencia está por doquier. Los accidentes de carros en las carreteras por invasión de carril contrario, incluso en plena curva, fueron la noticia de cada semana y hasta un avión cayó por falta de combustible cuando ni siquiera debieron autorizar su despegue. Quinta enseñanza: no podemos seguir tolerando la negligencia ni como autoridades ni como sociedad. Si la advertimos, debemos denunciarla y los medios de información tienen el papel de fiscalización que cumplir en este problema.

Los linchamientos continúan mientras la justicia sigue igual y ni la cumbre al respecto realizada en medio de bombos y platillos dio frutos durante el año que se va. Sexta enseñanza: muchos de los anuncios del Gobierno son solo eso, anuncios.

En muchos de estos y otros temas pareciera que todos y todas estamos de acuerdo, sobre todo en los que tienen que ver con el cuidado del agua y el medioambiente; sin embargo, ¿por qué no hacemos nada desde nuestro mismo hogar, espacio laboral o calle para ayudar a cambiar nuestra situación? Esta, tal vez, deba ser la sexta y más importante enseñanza de un año tan duro como el 2016: debemos empezar a actuar como sociedad y no esperar que todo sea solucionado por autoridades que muchas veces más brillan por su lentitud e incompetencia.