Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
  • Actualizado 00:00

¿Otra Navidad es posible

¿Otra Navidad es posible
Ante los avances de la ciencia, los cambios en el contexto mundial y la diversidad cultural, ¿acaso no resulta un disco rayado para la inteligencia actual el relato de la Navidad, sin mayor interpretación, pero muy bien aprovechado por el comercio, sin desmerecer las reuniones familiares y los deseos sinceros de estos días?

En la teología y las enseñanzas de las iglesias cristianas que se difunden hoy al pueblo, existe una enorme descontextualización. Ellas se basan en interpretaciones estancadas en siglos pasados de los textos llamados sagrados y, por lo tanto, para algunos, intocables.

El Jesús histórico, que fue el que entusiasmó a los primeros seguidores, ha quedado oculto a los ojos del pueblo. Para este no hay otro Jesús que aquel que se le transmite a través de la frivolidad comercial, en fiestas de masas como son Navidad y Semana Santa. Y, para la Iglesia conservadora, Jesús de Nazaret ha quedado enterrado bajo el peso de los dogmas.

¿En qué queda el Jesús de carne y hueso que, por intentar liberar a la gente de una religión opresora y por preocuparse de los marginados, reconociendo su dignidad, se jugó la vida enfrentándose a los poderosos de su tiempo?

Hace 50 años, Juan XXIII convocó el Concilio Vaticano II, con el deseo de renovar la Iglesia y su mensaje. Pero los papas que le sucedieron detuvieron esta renovación, provocando la gran crisis actual de la Iglesia católica; aunque muchos no se hayan dado cuenta todavía.

Cinco años después del Concilio, en el Palacio de Congresos de la capital belga, se reunieron cerca de 1.000 teólogos con el deseo de actualizar el mensaje cristiano; aunque pronto fueron silenciados, como a muchos otros les ocurriría más adelante por discutir algún dogma definido en otros contextos históricos.

Quizás el Papa actual facilitará el descubrimiento del Jesús histórico, liberando de censuras a los teólogos para ayudarnos a encontrar el sentido original de la Navidad, es decir, encontrarla en los nacimientos de tantos niños que morirán de hambre o de enfermedades evitables; de niños que pronto acabarán viviendo en la calle, sin hogar; niños de los campamentos de refugiados; niños de Haití; niños sin familia; niños que trabajan en lugares peligrosos; niños víctimas de violencia y de abusos.