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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Ineptitud y corrupción

Ineptitud y corrupción
Si en algún momento en Bolivia nos dedicáramos a realizar algunas auditorías para cuantificar las pérdidas a raíz de la ineptitud y negligencia de autoridades y funcionarios, seguramente las cifras serían astronómicas porque por donde usted mire encontrará a este tipo de personas.

Y, claro, el problema empieza con las designaciones a dedo y la falta de institucionalidad en los procesos de selección de personal. Se ha vuelto una costumbre “política” que el o los partidos de Gobierno copen todo cargo que encuentran a su paso y, si no los hay suficientes, comienzan a inventarse más unidades o entidades para dar empleo a sus seguidores. Pero esto no solo hacen los políticos, sino también los electores que dan su voto a personas que no cuentan con los conocimientos ni destrezas que les puedan ayudar en un determinado puesto, ese es el caso de algunos alcaldes.

La Alcaldía de Cochabamba no ha podido librarse de este tipo de personas que han dejado negra huella en el historial de esta instancia local de gobierno en, por lo menos, cinco procesos que se ventilan desde años y 11 nuevos que están en puertas por recomendación de la Unidad de Auditoría Interna.

En varios de estos casos aparecen los nombres de exalcaldes como Edwin Castellanos. ¿Quién es este señor? Un músico que comenzó su actividad artística a los cuatro años. Aprendió a tocar la guitarra de manera autodidacta. En 1980, fundó el grupo Proyección-Kjarkas, con el cual grabó dos discos de larga duración. En 1983, fue invitado a integrar la agrupación Los Kjarkas, donde permaneció alrededor de 15 años. Después, formó parte de la agrupación Pacha. En resumen, tuvo cierto renombre como músico.

Pero luego fue candidato a la Alcaldía de Cochabamba por el MAS. Ganó y asumió el puesto de Alcalde el 31 de mayo de 2010. Sin embargo, había un pequeño gran problema: en ningún lado de su hoja de vida (que puede ser encontrada en Wikipedia) se encuentra información que indica qué sabía este señor sobre gestión, administración ni cosa por el estilo para asumir el cargo de Alcalde.

Ahora bien, alguien dirá que eso no es necesario porque para ello están los asesores de todos los tipos. ¿Será así?, ¿con qué criterio puede un Alcalde cantor supervisar la ejecución de un puente o, por lo menos, supervisar a quien tuvo que realizar el monitoreo?

La pena es que los partidos políticos ponen a este tipo de personas que tienen cierta convocatoria entre los potenciales votantes porque se hicieron conocer a través de su arte, sin pensar en el daño que le harán a una determinada población. Y mayor pena que los votantes depositemos nuestro voto en las urnas a favor de ese tipo de personas que no podrá gobernarnos con guitarra en mano ni pelota en pie, porque en este tipo de cancha se juegan otras destrezas y conocimientos muy diferentes.

Sin embargo, por lo menos gozan del “voto” del pueblo. Con los demás que son elegidos a dedo la cosa empeora porque nos hemos acostumbrado a que cualquier persona esté en cualquier cargo, así este requiera de ciertos conocimientos, destrezas y actitudes que la o el elegido no los tiene; pero igual lo ponemos porque le debemos un favor de tiempos de campaña o porque forma parte de alguna corriente poderosa de nuestro partido o porque finalmente es familiar o amigo de un familiar. Esa es la forma en que se reparte desde tiempos inmemoriales el poder en Bolivia.

Por eso habrá que preguntarse cuánto de lo que hoy se juzga o evalúa tiene que ver con la corrupción más que con la ineptitud y negligencia, porque muchas veces queda la duda sobre cuánto se sabía sobre cómo supervisar el avance de una obra si uno fue elegido para unas tareas sabiendo hacer otras y no tener ni idea de las que acaban de encomendarle.