Por ahí dicen que el diablo sabe más por viejo que por diablo, y cualquier partido político que esté 10 años en el poder ya está viejo y quienes son sus interlocutores también están viejos porque de tanto ver ir y venir a los líderes del poder se les termina por conocer sus  movidas. Algo así pasa hoy con el MAS, que no quiere despertar del resultado del referendo del 21 de febrero de este año que le negó al presidente Evo Morales la posibilidad de abrir la Constitución para poder postularse nuevamente a la Presidencia en 2019

El fin de semana pasado, el IX Congreso del MAS decidió volver a postular a Morales como presidente y, para tal efecto, fijó cuatro caminos que le permitan lograr, al final, la repostulación del actual Mandatario. Ese partido no tuvo que esperar ni una semana para que especialistas, políticos e instituciones como la Iglesia católica manifiesten que Morales debe respetar los resultados del 21 de febrero

Aunque el escenario del análisis político no termina de ser claro por cuanto unos alegan que no existe resquicio alguno constitucional que permita a Morales volverse a postular y otros opinan lo contrario, lo cierto es que el MAS y el Presidente están dando la impresión de poca seriedad en el manejo de temas tan delicados

Se dice esto porque días después del IX Congreso del MAS, este partido resulta con la historia de que pedirá al Tribunal Electoral la anulación del referendo del 21 de febrero, con el argumento de que el país habría sido sometido a mentiras antes del mismo, a raíz del caso Zapata

Ningún politólogo que escuche ese argumento en un país democrático podría creer lo que oye. En toda campaña electoral de cualquier país, las campañas electorales suelen hacer uso de todo tipo de “revelaciones” o triquiñuelas para adelantarse al adversario y, aunque el 21 de febrero no se midió Evo Morales con otro candidato porque no se trataba de ese tipo de consulta popular, alegar que hubo “mentiras” que influyeron en los electores es el argumento más infantil que se pueda esgrimir

No puede el MAS partir de la idea de que los electores son pequeños de cinco años a los que se puede convencer con un dulce o amenazar con el cuento del tío. Hace muchos años que ya se demostró que las personas digieren de diferentes formas la información que reciben y no necesariamente creen fielmente en ella, salvo que, como ocurrió en el caso Zapata, sea el propio Gobierno el que termine convenciendo a los electores de que los asuntos del Estado no son manejados de forma transparente, y que luego los masistas de la Asamblea Legislativa pongan su grano de arena al realizar una investigación sin norte

Sería conveniente que el Presidente reflexione un poco más sobre los globos de ensayo que está lanzando a la población porque cuando estos son elevados a alturas que ya no son democráticas, pueden terminar extraviados, y quienes creían tener en sus manos los hilos se quedarán sin nada. No es bueno jugar con la paciencia del pueblo

El pueblo, al que constantemente se refiere el Presidente, ya dio su veredicto el 21 de febrero cerrándole la puerta a la repostulación en 2019. Hay que suponer que ese es el mismo pueblo al que constantemente se ha referido el Jefe de Estado desde que subió al poder el 2006 cuando juró escucharlo porque, si el pueblo para él solo está representado por las organizaciones sociales, entonces, todos nos equivocamos al interpretar sus palabras porque creímos que se refería a todas las clases sociales, a todos los tipos de profesionales, a la gente de todas las edades, a todos quienes, en definitiva, querían contribuir con su consejo porque él había prometido escucharlos.  Por eso, cuando se lanzan globos de ensayo es bueno medir su altura y tamaño para que no se estrellen muy rápido.