Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 18:31

Nuestro regalo para ti

Nuestro regalo para ti
Hace más de un mes comenzó el show de la Navidad con las luces paranoicas de la publicidad y el alboroto del comercio. No todos somos protagonistas ni espectadores de la paranoia adquisitiva que nos obliga a comprar solo porque hay que hacerlo. Existen algunas almas solitarias para las que estas fechas solo sirven para darse cuenta, una vez más, de cuán solas están en este mundo

Sin embargo, muchos llaneros solitarios no suelen admitirlo. Incluso algunos aseguran que viven felices solos; que ni siquiera necesitan de hijos porque les estorbarían en sus planes; que aman su libertad porque les permite ir donde sea en cualquier momento y día; que adoran su posibilidad de elegir a sus amistades sin nadie que meta su cuchara para tachar a alguna de ellas. Sin embargo, ¿usted alguna vez les ha creído toda esa historia?
El ser humano solo encuentra su motivo de ser en el mundo en la medida en que se vincula (para bien o para mal) con los demás. Nuestro pleno desarrollo en sociedad se da en la interacción; aunque no nos importe mucho el qué dirá de la gente, pero entramos en continuo contacto con la misma. No lo decimos nosotros, lo dicen los sociólogos, los psicólogos y, desde los años 70, los comunicadores que creen en la llamada utopía de la comunicación horizontal

Y aunque es cierto que no queremos estar todo el tiempo rodeados de gente, sobre todo después de rupturas dolorosas, lo cierto es que necesitamos de los demás porque en las relaciones que tejemos nos vamos realizando en el mundo

Por eso, si en este momento conocemos a algunos discapacitados emocionales momentáneos porque sufrieron una reciente ruptura amorosa o murió alguna persona con la que mantenían un lazo fundamental, es hora de que les invitemos a pasar la Navidad con nosotros, pero sin invadir su espacio, sin ponerles todo el show por delante porque no es necesario. A esas personas les bastará un momento, un pedazo de panetón y una conversación para saberse menos solas.
¿Qué podemos decirles a estas almas solitarias? Que su sola existencia en el mundo es un milagro; que no existe otra persona igual; que si respira es porque vive y si vive es porque su corazón aún late y si late es porque puede aún amar; que todos tenemos una segunda y una tercera oportunidad si conducimos nuestros pasos hacia el encuentro en vez de acercarnos cada vez más al abismo; que si estamos solos es porque no hicimos un mayor esfuerzo para estar con los demás; que es posible construir las relaciones con nuestros semejantes; que existen los espacios en edificación en parejas que respetan sus espacios mutuos; que es posible tener amigos de verdad y que, incluso, es posible engrosar la lista; que si alguien nos aprecia es porque valemos algo y no lo poco que a veces vemos en nosotros mismos

Los espacios de construcción y encuentro entre seres humanos tenemos que aprender a construirlos, nadie nos va a regalar un buen momento de comunicación, tenemos que empezar a gestionarlo nosotros

A veces esperamos demasiado de los demás sin ponernos a pensar qué es lo que damos a diario y qué más estamos dispuestos a ofrecer. Nos quejamos del resto, pero no vemos en qué nos equivocamos o qué pudimos hacer de manera diferente para que nuestro día también fuera distinto

Y es que el problema de este tipo de personas “solitarias” es que, en realidad, tienden a echar la culpa de su situación a otros y otras, pero rara vez tienen la capacidad de mirarse en el espejo para verse como realmente son porque, si alguna vez lo hicieran, se darían cuenta de que gran parte de su situación ha sido causada por ellas mismas porque el tango se baila entre dos. Esa  es nuestra oportunidad, esa es nuestra gran posibilidad.
Hasta que ello ocurra, hoy te regalamos un pedazo de panetón, una taza de chocolate y un pequeño momento de letras negras para que mañana las conviertas en pájaros y vueles con ellos.