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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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SENTIDO COMÚN

Las mujeres y el derecho a la ciudad

Las mujeres y el derecho a la ciudad
Las mujeres y los hombres cumplen roles diferentes en la ciudad. Las mujeres tienen responsabilidad tanto en el ámbito productivo como en el reproductivo, pero, cuando se elaboran los planes y proyectos para la ciudad, se considera que todas las personas tienen las mismas necesidades, y por ello no se toma en cuenta especialmente el rol reproductivo, ni las necesidades diferenciadas. Al ser neutras, las políticas municipales tienen problemas porque no permiten a las mujeres acceder a los beneficios que puede otorgar la ciudad

Las características de nuestras ciudades y el enfoque puramente masculino hacen que las mujeres tengan menos posibilidades de participar en las decisiones y, por lo tanto, los planes y los proyectos no tienen a las mujeres como sujeto activo.
Una ciudad con derechos para las mujeres debe considerar varios aspectos inherentes a los roles y necesidades diferenciadas. Los gobiernos municipales deben realizar un mayor esfuerzo para identificar los problemas de la realidad de las personas. Eso seguramente les llevará más tiempo y más recursos, pero a la larga los convertirá en gobiernos municipales que respeten la diversidad de su población

Son varios los aspectos que deben ser desarrollados. En primer lugar, está la participación y control social de las mujeres en las decisiones y en la planificación. Tienen también el derecho a participar en la priorización de los proyectos para los POA (especialmente en las cumbres vecinales). Para ellas, es importante que se faciliten las condiciones para que puedan ser dirigentes de sus barrios. Es decir, hay que implementar normativas de paridad y alternancia. Asimismo, el Gobierno Municipal debe incluir los presupuestos suficientes para los proyectos y para los programas de sensibilización y capacitación para superar la concepción patriarcal y discriminadora

Un aspecto necesario es que las mujeres tengan el derecho de acceder a servicios específicos, vale decir transporte público masivo, movilidad urbana amable, cercana y segura. Las autoridades deben garantizar un transporte masivo, el derecho a caminar y a tener ciclorutas seguras. También se debe garantizar a las mujeres jefas de hogar la dotación de servicios básicos como agua, luz, alcantarillado, gas e internet, además de espacios para recreación, iluminación de barrios y de áreas peatonales en especial

Otro aspecto de suma importancia es lo que la arquitecta feminista Ana Falu llama ciudades seguras para las mujeres. Las ciudades no deben generar miedo e inseguridad en sus calles por falta de iluminación, control de la seguridad o por las acciones de intimidación y agresión en las calles, especialmente contra las más jóvenes.
Considerando que la contaminación y los problemas ambientales afectan de forma diferente, es urgente trabajar para eliminar la polución, plantar más árboles, desarrollar más áreas verdes y deportivas para que las mujeres puedan desarrollarse y disfrutar libremente sin candados de por medio

Dos elementos que son parte indivisible de la ciudad son garantizar al menos la seguridad alimentaria, dotando productos sanos y suficientes en los mercados de abastecimiento; y por último solucionar el problema de acceso a la vivienda adecuada. Al ser esta una competencia concurrente con los otros niveles del Estado, eso ha significado que, desde las políticas municipales, se la haya dejado de lado. En primera instancia, se deben implementar normativas para que los títulos propietarios tengan incluidos claramente el nombre de la mujer, evitando de esta forma que los maridos o concubinos puedan vender la vivienda, dejando a la mujer y los hijos en la calle.