Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 19:57

Un milagro o mucho dinero

Un milagro o mucho dinero

Cualquiera de nosotros puede verse en medio de una situación de urgencia médica en la que nos enfrentemos a solo dos posibilidades. La primera es que te salve un milagro y la segunda es que tengas o consigas mucho dinero. Si no tienes la fortuna de beneficiarte con alguna de esas posibilidades, es mejor que acudas a tu armario por tu ropa oscura.

Me explico, supongamos que vives una emergencia y tu pareja, tu abuelita, tu padre o tu hija, cualquiera de ellos, tiene que ingresar a la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) de un centro médico por la gravedad en la que se encuentra. Si tienes dinero, mucho dinero, por cierto, entonces puedes elegir dónde llevar a tu enfermo. Hay que tener mucho dinero porque, solo para mencionar un dato, una tomografía puede costar entre 2.000 y 3.000 bolivianos, es decir más de un salario básico. Si a eso sumas otros exámenes, medicinas, oxígeno, sistemas variados de monitoreo, honorarios médicos, etc., estarás hablando de unos 2.500 adicionales. Es decir, en promedio necesitas hasta tres salarios básicos por día, con el aditamento de que muchos servicios de salud privados son absolutamente desconfiables debido a su inspiración crematística.

Si, por el contrario, no tienes dinero, entonces tienes que rogar, suplicar y pedir favores para que puedan hacer espacio en la UTI del servicio de salud público o del seguro, que generalmente está completamente abarrotada. Entonces, obtener un espacio constituye algo similar a un milagro.

Pero lo peor de todo es la rabia contenida, ese dolor profundo por no poder hacer nada para tu ser querido que languidece y que pelea por seguir viviendo; por no saber a quién acudir para quejarte, a quién exigir que te atienda. Eso nos sucede sociedad, como institucionalidad, como Estado. No queda más que la acción solidaria a través de rifas, kermeses y cuentas bancarias, para intenta solucionar lo que de otro modo es imposible. Ya sabemos que ni los milagros ni los millones están al alcance de todos.

Pasa una emergencia de gravedad y entiendes que la salud no es un derecho para todos. Ahí te das cuenta lo desprotegido y desvalido que te encuentras frente a un sistema de salud que no funciona.