Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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Un 9 de diciembre olvidado

Un 9 de diciembre olvidado
El 9 de diciembre de 1825, el Libertador se hallaba en Bolivia como Presidente de la naciente República, y ordenó que se festejara el primer aniversario de la Batalla de Ayacucho con mayor pompa que el propio 6 de agosto. Así se hizo, y hay una crónica detallada del banquete, el desfile y los actos que se realizaron en presencia del Mariscal Antonio José de Sucre. Aún más: Bolívar ordenó que todos los años se conmemorara el 9 de diciembre con la misma solemnidad. ¿Qué ocurrió que hoy la fecha pasa desapercibida? Ocurrió que, el junio de 1830, Sucre fue asesinado en la provincia de Pasto, en Berruecos, cuando se dirigía al Ecuador. Su presencia era peligrosa para los intereses separatistas de esa parte de la Gran Colombia. Por entonces era Presidente de Bolivia Andrés de Santa Cruz. Lo curioso es que no decretó duelo nacional. No hay disposición alguna en ese sentido. En cambio, seis meses después, a la muerte de Bolívar, hubo homenajes en el último cantón por orden de Santa Cruz. La explicación está en que Santa Cruz tenía serias diferencias con Sucre desde Pichincha, pues, en la víspera de la batalla que dio libertad al reino de Quito, Santa Cruz anunció que se retiraba con sus tropas por órdenes del presidente peruano Riva Agüero, y Sucre tuvo que llamarlo bajo banderas para que no lo dejara desguarnecido llevándose un ejército.

Más tarde, el ánimo del Perú, donde actuaba Santa Cruz, obró para que Sucre no participara en la batalla de Junín. Sucre se quejó con acritud por la humillación a la cual lo sometía Bolívar. Acaso por esto, le encomendó a Sucre encabezar el Ejército Libertador en Ayacucho, pero pasaban meses y no llegaba la orden de ataque, mientras Sucre era un atado de nervios, porque su pequeño ejército era bueno para la guerra de maniobras, pero de ningún modo para la de posiciones, a la cual lo sometía el ejército realista. Por fin Sucre lanzó un ultimátum a Bolívar: si no llegaba la orden de ataque hasta el 9 de diciembre, él igual atacaría. Ayacucho fue una victoria completa. Cayeron derrotados el virrey Laserna y los generales Canterac y Valdés, los más calificados del ejército realista. La batalla de Ayacucho nunca más fue celebrada en Bolivia, no obstante que, sin el Ejército Libertador, probablemente hubiéramos seguido décadas con nuestras guerrillas y a merced del yugo español. Así nomás somos. En cambio, Gustavo Rodríguez Ostria, nuestro embajador en Perú, nos manda fotos de la celebración de Ayacucho in situ.