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  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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Un extraño sábado

Un extraño sábado
El último sábado fue un día poco común. En Cochabamba llovió casi toda la mañana y esto fue suficiente para que se dejara luto en la zona de Chilimarca de Tiquipaya; mientras en otros países se desarrollaban actos de homenaje por la muerte del líder cubano Fidel Castro en su país y en Brasil se recordaba con lluvia y llanto a los futbolistas muertos en un reciente trágico accidente aéreo. En La Paz, de manera adelantada y poco investigada, el ministro de Gobierno, Carlos Romero, daba una conferencia de prensa para informar que una joven de 17 años había pedido a la Embajada de Estados Unidos asilo político para ella y su familia a cambio de asesinar al presidente Evo Morales.

Curiosa revelación de sábado de un tema aún no investigado a profundidad y que, incluso, podría tratarse de una broma que, sin embargo, a la familia y a la misma joven podría costarles su reputación, porque a pesar de que el ministro dijo que no revelaría la identidad de ella, acto seguido dio el nombre de sus padres, la ciudad en la que estos viven y, por si no se hubiese hecho demasiado daño, mostró la cuenta de Facebook de la muchacha en la que se podía ver su identidad.

No se entiende por qué el Gobierno salió en día sábado a hacer este anuncio que primero debió ser investigado por responsabilidad estatal, debido a que si uno de los órganos del Estado, en este caso el Ejecutivo, es el primero en atropellar los derechos de las personas, ¿qué podemos esperar del resto?

La familia de la joven y ella misma podrían ser objeto luego de escarnio por parte de sectores de la sociedad que podrían hacia adelante no verlas con los mismos ojos. ¿Y si se tratara de una broma?

Más curiosa la revelación por el momento en que se la hizo, un sábado en que saltó a primera plana de los diarios la noticia de que el Primer Mandatario de Bolivia sí conocía los aviones LaMia, porque viajó en esa aerolínea; aunque es probable que no conociera su estado legal. No fue lo único que se supo ese día. OPINIÓN reveló que los dos aviones de esa línea que quedaban estaban en terrenos de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB). Y no parece casualidad que ese mismo sábado por la mañana la FAB también saliera a dar una conferencia para explicar que, en realidad, solo realizaba el mantenimiento de las naves y que, incluso, debido al incumplimiento en el pago por parte de la empresa, cursa en estos momentos un proceso judicial contra ella.

Entonces es cuando surge la duda sobre las intenciones en ese extraño sábado, porque no se sabe si ese día le preocupó al Gobierno más las vinculaciones que se pudieran hacer entre este y la aerolínea LaMia, por encontrarse esta última en el ojo de la tormenta después de que estrellara en Colombia matando a 71 personas o realmente estaba totalmente preocupado por las intenciones de una joven de 17 años de matar al Presidente.

Y es que el escándalo que rodea a la aerolínea LaMia es mayúsculo, porque el avión siniestrado nunca debió despegar del aeropuerto de Viru Viru debido a que había por lo menos cinco observaciones al plan de vuelo, entre las que se encontraba la cantidad de combustible demasiado exacta para llegar a Colombia.

La imagen de Bolivia y de su Gobierno está hoy en juego en este caso. Pero, no sería bueno dar la impresión de que se está buscando armar cortinas de humo para intentar evitar indagaciones o vinculaciones al respecto, sino, más bien, apurarse en las investigaciones para que con total transparencia se­ le diga al país y al mundo quién dio la orden de que despegue tal nave, por qué y que se lo juzgue. Eso sería, por donde se vea, lo más responsable en vez de estar manchando la imagen de una familia antes de investigar lo suficiente sobre la misma.