Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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AUTORIDADES COLOMBIANAS CONFIRMARON QUE LA NAVE SINIESTRADA NO TENÍA COMBUSTIBLE. LA EMPRESA INCURRIÓ EN VARIAS IRREGULARIDADES.

Gobierno suspende a LaMia y a cabezas del control aéreo

Gobierno suspende a LaMia y a cabezas del control aéreo



El Gobierno decidió ayer retirar el permiso de operaciones de la aerolínea LaMia y suspender a las cabezas del sector aeronáutico, mientras se investigan las causas que llevaron a permitir el despegue del avión que se estrelló el lunes en Colombia.

La decisión afecta a las principales autoridades de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) y de la Administración de Aeropuertos y Servicios Auxiliares a la Navegación Aérea (Aasana), anunció el ministro de Obras Públicas, Milton Claros. "No estamos responsabilizando a ninguna persona, pero mientras duren las investigaciones vemos conveniente que los ejecutivos puedan ser suspendidos", dijo Claros, citado por EFE. La DGAC es la encargada de la supervisión técnica de las aeronaves y Aasana es la que aprueba los planes de vuelo.

El martes, la principal autoridad de la DGAC, César Varela, afirmó que la nave siniestrada estaba en “perfectas condiciones” antes de despegar y que sus tripulantes tenían “todo en orden”, según informó ABI.

Sin embargo, el plan de vuelo del avión de LaMia, en el que viajaba el club brasileño Chapecoense, tenía al menos cinco observaciones por las cuales la nave no debía despegar, según un informe difundido ayer por el diario El Deber. El rotativo publicó detalles del plan de vuelo entregado por el despachador de LaMia, Álex Quispe, uno de los fallecidos en el accidente, a una funcionaria de Aasana, Celia Castedo Monasterio, en el aeropuerto de Viru Viru (Santa Cruz). Las observaciones de Castedo fueron que la autonomía de vuelo no era la adecuada, que hacía falta un plan alterno, que el informe fue mal llenado y que era necesario hacer cambios. La principal observación se refiere al tiempo de vuelo previsto entre Santa Cruz y el aeropuerto de la ciudad colombiana de Medellín (cuatro horas y 22 minutos), que era el mismo registrado para la autonomía de combustible que tenía el avión. El documento describe la conversación que Castedo tuvo con Quispe, quien le dijo que el piloto de la aeronave y copropietario de LaMia, Miguel Quiroga, también fallecido en el accidente, le dio esa información y le aseguró que el tiempo les alcanzaría para llegar a destino. La funcionaria de Aasana incluyó en su reporte la siguiente respuesta textual de Quispe a sus observaciones: "No señora Celia, esa autonomía me han pasado, nos alcanza bien (...). Así nomás lo presento, lo hacemos en menos tiempo, no se preocupe. Es así nomás, tranquila, eso está bien, ahí nomás déjemelo". Aunque Castedo se negó a recibir el plan, el documento pasó a los encargados de controlar el vuelo en territorio cruceño y nacional.

El director general de LaMia, Gustavo Vargas, declaró el miércoles que el piloto tenía la opción de abastecerse en Bogotá en caso de sufrir un déficit de combustible. Según Vargas, inicialmente estaba previsto que el avión recargara en Cobija, pero no se hizo por falta de tiempo y el piloto podría haberlo hecho en Bogotá "en el caso hipotético de que hubiera necesitado". "Tenemos que investigar por qué tomó la determinación de irse en forma directa a Medellín".

COBIJA El secretario de seguridad de la Aeronáutica Civil (Aerocivil) de Colombia, Fredy Bonilla, precisó que el trámite del vuelo que gestionó LaMia para poder ingresar al espacio aéreo colombiano tenía como origen "Cobija, al norte de Bolivia, y no el aeropuerto de Viru Viru, mucho más distante", según una entrevista radial citada por Erbol. Bonilla señaló que, tras el accidente, constataron que ese vuelo había despegado de manera irregular y no "como estaba registrado administrativamente". Informó que, cuando su entidad actúa como autoridad aérea de origen del vuelo y no de destino -como en este caso- no permite “que una aeronave presente plan de vuelo si no cumple con requisitos en la capacidad operativa y técnica".

Bonilla confirmó ayer que el avión accidentado "no tenía combustible" al momento del impacto. "Podemos afirmar claramente que la aeronave no tenía combustible en el momento del impacto, por lo tanto iniciamos un proceso de investigación para poder establecer el motivo". La autoridad colombiana recordó que las normas internacionales establecen que una aeronave debe contar con el combustible suficiente para cubrir la ruta y tener un adicional y un aeropuerto alterno para aterrizar en caso de necesidad. Explicó que esta reserva le puede garantizar a la aeronave una autonomía de vuelo adicional de 30 minutos. Igualmente, dijo que las condiciones meteorológicas en Medellín eran "óptimas" para que el avión hiciera su aproximación y aterrizaje.

El avión de LaMia se estrelló a solo 17 kilómetros para la cabecera de la pista del aeropuerto que sirve a Medellín, dejando 71 fallecidos y seis sobrevivientes. El piloto del avión informó a la torre de control del aeropuerto de Medellín una "falla eléctrica total" y una escasez de combustible antes de estrellarse, según una grabación divulgada por medios colombianos.

Entre las atribuciones de la DGAC, según el Decreto Supremo 28478 citado por ANF, está asignar matrículas nacionales a las aeronaves que reúnan las condiciones estipuladas en la Ley de Aeronáutica Civil. La otra atribución de esa Dirección es asentar, mediante acto público, todo hecho que tenga relevancia jurídica sobre las naves y empresas aeronáuticas, así como expedir certificaciones.

LaMia tenía un certificado de explotador de servicios aéreos de carácter "indefinido", que fue emitido por la DGAC el 31 de julio de 2015, según conoció El Deber. La misma institución informó el martes que esa empresa operaba desde enero de este año. De acuerdo a la reglamentación de esa instancia, dependiente del Ministerio de Obras Públicas, se emite una acreditación de tiempo ilimitado a una empresa que "dispone de equipos, instalaciones y personal adecuados para realizar operaciones seguras de transporte aéreo comercial y el mantenimiento de sus aviones"; además, si cuenta con "una organización adecuada, con un método de control y supervisión de las operaciones de vuelo, un programa de instrucción y arreglos de servicio de escala". Otro requisito es que hubiera "contratado seguros que cubran su responsabilidad en los casos de accidente, en particular con respecto a los pasajeros, el equipaje, la carga, el correo y terceros". Sin embargo, tras el accidente del lunes se evidenció que LaMia no cuenta con los protocolos de seguridad exigidos por la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) para atender este tipo de tragedias, según el periódico El Tiempo de Colombia. Este miércoles se informó que la empresa tuvo que prestarse 100 féretros para poder evacuar los cadáveres y llevarlos a sus lugares de origen, junto a otra cooperación proporcionada por Avianca y los gobiernos de Colombia y Brasil. Incluso, un avión Hércules boliviano será el que repatríe hoy los restos de parte de la tripulación que pereció en el siniestro.

El avión en el que viajaba el Chapecoense era una aeronave diseñada para viajes cortos, que era utilizada frecuentemente por clubes y selecciones, indicó el diario colombiano La Voz del Pueblo. LaMia informaba en su portal de internet –que ya no es accesible– que sus tres naves de ese tipo tenían un alcance máximo de unos 2.965 kilómetros, casi la misma distancia entre Santa Cruz y Medellín.

El Ministerio de Obras Públicas de Bolivia ordenó hacer dos investigaciones: una sobre por qué se otorgó a LaMia una certificación como operador aéreo y si cumplía los requisitos, y la otra sobre el capital de la empresa, sus accionistas y ejecutivos. Claros dijo además que se investigará si en efecto hay un parentesco entre el ejecutivo de LaMia Gustavo Vargas Gamboa y el director de Registro Aeronáutico Nacional de la DGAC, Gustavo Vargas Villegas, que, según los medios, son padre e hijo.