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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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CAMPESINOS Y CITADINOS, TODOS SE UNIERON EN UNA SOLA PLEGARIA, AGUA. LA EXPECTATIVA POR LA LLUVIA SE REVIVIÓ EN TARATA, IGUAL QUE HACE UNOS 40 AÑOS.

Feligreses. “San Severino nos hizo sufrir pero al final llovió”

Feligreses. “San Severino nos hizo sufrir pero al final llovió”



"Papi ¿Va a llover?" - "Sí. Vas a ver, cuando pase la procesión, como río se va ha volver esta calle", fue la conversación entre un padre y su hija que fueron a Tarata, a la festividad de San Severino, el santo de las lluvias. Al igual que ellos, cientos de feligreses se trasladaron a este municipio con un solo pedido, lluvia. 

Según la creencia, cuando el santo sale en procesión, el tiempo seco para los cultivos ha terminado. Hoy como hace 40 años, la población del Valle Alto -así como todo el departamento- sufre uno de los momentos más críticos de escasez de agua, según la referencia del periodista Silver Vallejos, en Tarata.

La expectativa, de un “milagro”, este año, fue alta.

"Las veces que vine, siempre ha llovido. Si no era al inicio, era al final de la procesión", afirmó Sabino Camacho, vecino de la comunidad de Sauce Rancho, Sipe Sipe.

Eran las 13:00 horas y unas cuantas nubes parecían aproximarse. La imagen religiosa salió del convento San José y fue recibido con pétalos de flores y una banda de músicos.

"¿Va a llover?". "¿Sí, no? En un ratito más", aguardaba la gente en la procesión.

Al son de una marcha religiosa, citadinos y campesinos seguían el cortejo. Todos necesitan agua.

La procesión recorría las coloniales calles de Tarata, mientras algunas cuadras atrás llegaban don Gabino Céspedez y doña Amalia Blanco, pasantes la fiesta.

Un campesino, Felipe Guzmán explicaba su situación en el agro. "Hemos esperado para sembrar pero hasta ahora nada. Si no llueve, vamos a tener que reducir los cultivos. El agua no alcanzará".

Mientras la procesión pasaba, cientos aprovechaban la oportunidad para disfrutar de unos platitos de chicharrón y chorizos criollos. La alfarería fue otro de sus atractivos. Este año, Marcial Soto, heredero de una larga tradición de alfareros en Anzaldo, trajo innovaciones en alcancías. Alcancías de Shrek, el ogro que se convirtió en príncipe; cerditas sexis; corderitos y faisanes fueron las alternativas a los tradicionales chanchitos.

Al promediar las 15:00 horas, la procesión estaba a punto de concluir. Las nubes se aglomeraban y parecía que este año el santo no fallaría al pedido de sus feligreses. "Vamos a orar para que la bendición del agua llegue a nosotros", dijo el hermano Carmelo, una de las autoridades religiosas del convento San José.

"Padre nuestro, que estas en los cielos…" empezaron a rezar los devotos levantando las manos cielo. Una brisa fría llegaba al lugar mientras las nubes continuaban cubriendo el cielo.

Terminó la oración y el santo fue devuelto a su altar.

Como si se tratara de un capricho de la naturaleza, las nubes se disiparon y el sol volvió a azotar. "Si la gente tiene fe va a llover. Pero esto no es un castigo de Dios, es producto de nuestra destrucción a la naturaleza", advertía el hermano Carmelo.

Todavía esperanzados, la gente continuaba su visita y, poco a poco, el ambiente empezó a refrescarse. Alrededor de las 17:30 horas, cuando la tercera fraternidad hacía su paso por el Santuario, por fin llegó la lluvia. "San Severino nos hizo sufrir pero al final llovió ", dijo aliviado don Sabino.

Creencia

Según la creencia, cuando San Severino sale del convento la lluvia cae para dar sosiego a quienes sufren por falta de agua. Este año no fue la excepción.