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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Fidel, adiós a una época

Fidel, adiós a una época
Las redes sociales se llenan la boca de Fidel Castro. Hay quienes, incluso, aseguran haberlo conocido y suben la foto con él como prueba. Muchos parecen expertos en la vida del Comandante, su vida y su legado. Y hasta parece obligado que los medios de información le dediquemos a él un editorial.

Pero no... Mucho se habló y se seguirá hablando hoy de él, pero tal vez pocos hablarán de lo que él nos dejó a nosotros, a los que ni siquiera estrechamos su mano, pero vivimos con el oído copado de las canciones de Silvio Rodríguez en las afueras de las universidades públicas y creímos en la promesa de un socialismo.

Fue más de una generación las que latieron con el Che y Fidel. Mediante libros, canciones y poemas, el mundo se impregnó del olor, sabor y promesas de la utopía del socialismo de Fidel Castro con un Che a la izquierda y un José Martí a la derecha.

Castro, quien falleció el último viernes casi a media noche para jugarles una mala pasada a los periódicos impresos, solía decir que la “revolución es cambiar todo lo que hay que cambiar”… Qué difícil Comandante. Eso que pareciera una obviedad es el desafío más grande que cualquier persona desde su papel de madre, padre, hijo, empresario, funcionario público o autoridad pudiera enfrentar.

Para cambiar todo lo que se deba cambiar, que también fue una de las misiones de Cristo, nos debemos enfrentar no solo a una estructura económica como algunos marxistas creían, sino a una forma de pensar y ser en el mundo que nos lleva a ser lo mismo diariamente, a no cambiar.

Tal vez por ello Fidel Castro murió con barba. Había prometido afeitarse después de que todo el proceso revolucionario concluyera en todo el sentido de la palabra y se fue al otro mundo sin cumplir esa promesa, tal vez porque ni él pudo cambiar todo lo que se debía cambiar.

En el fondo, no importa cuán querido u odiado, ni cuántos digan hoy conocerlo, ni cuánta sapiencia se demuestre al respecto, la verdad es que con él se fue una época de una generación que ahora bordea los 50 años y que en algún momento de su vida joven creyó en una utopía, un proyecto de vida, una posibilidad distinta con equidad, solidaridad, compromiso, ética y valores.

Con las cenizas de Fidel se enterrará parte de todo ello porque incluso algunos de los que entonces creyeron en estos sueños ahora no creen más y así lo dijeron en las redes sociales. En todo caso, más allá del odio y del amor, de la fe o la frustración, hay que reconocer que en el mundo es mejor vivir con un proyecto de vida, una fe, una esperanza que tener el futuro clausurado como muchos jóvenes parecen tenerlo hoy.

En todo caso, hagamos de cuenta que todos los homenajes, poemas y canciones dedicados hoy y el resto del mes a Fidel Castro también valen para todas aquellas personas en el mundo que decidieron no desmayar y seguir adelante; para todos aquellos soñadores que siguen peleándose con el resto del mundo por un poco de ética y de humanidad; por todas aquellas mujeres que sin recibir un peso a cambio luchan porque ni una más sea asesinada en manos de hombres feminicidas; por aquellos seres humanos que no quieren resignarse a que el mundo de hoy siga siendo así no más y no podamos esperar nada mejor.

En el planeta hay aún algunos que como Fidel apuestan por el cambio, por la solidaridad, por la esperanza, por la equidad. Aunque también hay que reconocer que después de los hermosos discursos, existió un Fidel autoritario en el mundo porque su régimen fue todo, menos democrático y hasta hoy existen periodistas que dentro del territorio cubano no pueden expresar libremente su palabra por temor a ser expulsados. Y es que eso también fue la revolución cubana, un escenario soñado lleno de contradicciones. En todo caso, marcó una época.