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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Sistemas de control docente

Sistemas de control docente
El mundo de la academia es, por donde se mire, complejo. Es un microcosmos con sus propios personajes, protagonistas y reglas, unas escritas y otras que se van gestando con el tiempo en medio de complicidades. Sin embargo, cuanto más estrictos los sistemas de control, mayor transparencia si estos cuentan con mecanismos de seguimiento. No existirá nunca una taza de leche, porque en escenarios en los que existen personas se gestan intereses de grupo y personales, pero por lo menos se irá abriendo un camino menos oscuro.

Parte de esos sistemas de control están hoy activados con la ayuda de la tecnología. En una buena cantidad de universidades, sobre todo privadas, existe la verificación de asistencia mediante aparatos biométricos, hasta los que se tienen que acercar administrativos y docentes para registrar su ingreso y salida del trabajo. Pero, como dicen, hecha la ley y hecha la trampa, porque aun contando con tal tipo de verificación, no faltará quién igual se dará modos para “escapar” del trabajo.

En esas circunstancias, ¿cómo será el día a día de quien ostenta dos trabajos, cada uno de ocho horas? Y, además, tiene familia que atender y viajes que realizar porque una de sus fuentes laborales así lo demanda. ¿Cuántas escapadas tendrá que darse de una y otra fuente laboral para atender dos trabajos? Las dudas son mayores cuando una de las dos fuentes depende de dinero que sale del bolsillo de los bolivianos, porque no se trata de una universidad privada, sino pública.

Una persona que está en este tipo de casos es el presidente de la Federación Boliviana de Fútbol, Rolando López Herbas, a quien seguramente mucha gente consideraba una persona con suerte, porque en la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) percibe un salario de 21.482 bolivianos y en su otro trabajo algún tipo de emolumento, por cuanto en el pasado por ese tipo de cargos sus antecesores ganaban entre siete mil y 10 mil dólares.

Es posible que el suyo no sea el único caso, porque el 70 por ciento de los docentes de la UMSS firma en cuadernos su asistencia. El argumento para no usar en esos casos el sistema biométrico es que no solo deben poner su rúbrica, sino explicar el avance de materia de cada clase. Sin embargo, al respecto hay que recordar que ambas operaciones se las puede realizar por separado como ocurre en universidades privadas, donde los docentes usan el sistema biométrico y aparte reportan en una especie de bitácoras (ya sea semanalmente o semestralmente) su avance de materia. Es más, hoy no es suficiente reportar el desarrollo de cada clase, sino las técnicas didácticas usadas.

En ese sentido, sería saludable para la Universidad Mayor de San Simón comenzar a transparentar mucho más todos sus procesos de control, de contratación, de seguimiento de los procesos de enseñanza-aprendizaje, porque de lo contrario no solo se tendrá uno, sino más casos de personas que trabajan en dos lugares, dejando dudas sobre cuánto tiempo efectivo le dedican a uno y otro lugar, en desmedro de estudiantes e incluso del bolsillo de los bolivianos del que sale el dinero para el pago de su salario en una entidad pública como la UMSS.

No se puede seguir usando el argumento de la independencia total que da la autonomía para apañar o hacerse de la vista gorda cuando de procesos poco transparentes se trata, porque de ser así las autoridades y los mismos docentes colegas se convierten en cómplices de situaciones no regulares.

Y no faltará quien diga que este tipo de casos son normales a estas alturas, porque fueron practicados por varios docentes en el pasado y otro tanto en el presente. Sin embargo, no debiéramos pensar que de tanto repetirse un hecho irregular, debemos empezar a verlo con buenos ojos. Si fuera así, ya no quedaría casi nada de decencia sin necesidad de tocar el tema de las leyes.