Las buenas lenguas dicen por ahí que en elecciones se debería elegir al mejor. Pero eso no siempre es así. En el caso de Estados Unidos, tal parece que los habitantes de ese país irán hoy a las urnas para votar por el menor mal de una campaña en la que los dos candidatos se dedicaron a lavar los trapos sucios en público y atacarse continuamente en vez de hablar de temas importantes. ¿Y los programas?, ¿y la economía?, ¿y los empleos?, ¿y el crecimiento?

Dos tipos de trapos sucios circularon por todos los medios: el de Hillary Clinton fue el de los correos activados a partir de un servidor personal, mientras los de Donald Trump tuvieron que ver con discursos fuera de lugar y casos de acoso sexual. El 3 de noviembre, Jane Doe, el pseudónimo tras el que se esconde, fue la última mujer que denunció públicamente a Trump por supuesto abuso sexual cuando tenía 13 años. Pero, minutos antes de dar la cara ante la prensa, canceló su aparición por "varias amenazas recibidas a lo largo del día". El abogado del candidato negó esta acusación como era de esperarse.

Hoy, no solo los habitantes del país del norte estarán seguramente frente a las pantallas de sus televisores, sino el mundo que aún no termina de entender cómo esa nación pudo tener a un candidato de la talla de Trump, un hombre racista, machista, acosador y odiador de minorías, hispanos y otros.

Tal vez por ello una de las grandes incógnitas de hoy es qué pasará con Estados Unidos mañana y con los tentáculos que ese país suele lanzar sobre el mundo para tener influencia sobre él. De hecho, seguramente los mexicanos estarán este martes en primera fila observando lo que acontece en Estados Unidos y esperando los resultados porque, de ganar Trump, lo más probable es que las relaciones entre ambos países se deterioren rápidamente.

Se trata, por donde se mire, de las elecciones más llamativas en la historia de Estados Unidos y la que mayor expectativa está concentrando por la presencia de un candidato como Trump, quien ni siquiera cuenta con el apoyo de buena parte del poder de Estados Unidos reflejado en empresarios, banqueros y medios de información, a quienes tendría como mayores opositores si los votos lo colocaran como Presidente de ese país.

¿Por qué Wall Street teme a un presidente como Donald Trump?, se pregunta la agencia de noticias internacional AFP. “Un presidente como Donald Trump podría lanzar una guerra comercial con China; podría aumentar los impuestos a los ricos; podría interferir con la Reserva Federal sobre la política monetaria; las relaciones de la Casa Blanca con el Congreso podrían romperse por completo. Él asusta a los mercados. Él es una gran incertidumbre", dijo Greg Valliere, estratega jefe de Horizon Investments. Esto significa que, entre otras cosas, hay incertidumbre en los grandes actores económicos que andan desconcertados por los comentarios improvisados que hace el millonario empresario.

Curioso. Debieran quererlo los ricos, pero no es así. De hecho, ha sido calificado por algunos analistas como populista, ¿pero lo es? Es probable que mandatarios de ese corte tampoco lo quieran y por ello no se entiende quiénes votarán por él cuando nadie parece quererlo lo suficiente.

¿Cuál será el impacto en Latinoamérica de la elección de Donald Trump o de Hillary Clinton como presidente de EEUU?, es la otra pregunta que parece hacerse la gente desde este lado del mundo. Hay quienes creen que las cosas seguirán como siempre, ya sea con Clinton o con Trump; aunque no faltan los que están seguros de que con el segundo nunca se sabría qué esperar.

En todo caso, las cartas están echadas y mañana será otro día, ojalá no con Trump en la Casa Blanca.