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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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La agonía tóxica de la laguna Alalay

La agonía tóxica de la laguna Alalay
La situación actual de la laguna Alalay es alarmante, no existe otra palabra más precisa. En marzo y agosto de este año, las cianobacterias mataron a casi todos los peces. Acto seguido se elaboró un plan de salvataje que no terminó de andar con la celeridad requerida. Siete meses después, nos enteramos de que la salud de las personas y animales que realizan actividades cerca de dicho lugar también está en riesgo.

Existen en dicha laguna tres tipos de cianobacterias (Arthrospira Fusiformis, Anabaenopsis Milleri y Aphanocapsa sp) que producen toxinas capaces de envenenar a todo ser vivo que bebe, toca o está cerca del líquido, de acuerdo a las investigaciones del experto Eduardo Morales.

Los estudios del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos ya alertaron hace años que la exposición a la cianobacteria (común en las algas tóxicas) puede provocar enfermedades estomacales, respiratorias, alérgicas e incluso cáncer de hígado y del aparato digestivo. Por ese motivo, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de ese país añadió a las cianobacterias en su lista de contaminantes del agua potable.

En Cochabamba, el biólogo Morales dio a conocer un informe el 3 de abril al representante del Crempla, Erick Martínez; al de Biodiversidad de la Gobernación, Rodrigo Aguayo, y al alcalde José María Leyes. Sin embargo, supuestamente el estudio nunca fue debatido en las reuniones de dicha instancia responsable de la vida de la laguna Alalay, y ahora el Alcalde reconoce que tenía una copia del mismo.

Y resulta que el Ministerio de Medio Ambiente también contaba con un estudio que fue entregado en agosto a la Alcaldía y a mediados de octubre a la Gobernación. En este también se recomienda la prohibición de actividades humanas cerca del agua de la laguna debido al peligro para la salud de la población.

Tomando en cuenta que no es poca la gente que realiza actividades deportivas al borde de la laguna y también otras como el lavado de ropa, llama la atención la lentitud con la que las autoridades de Cochabamba se mueven en estos temas urgentes que comprometen la salud de la población.

El Alcalde ha llamado públicamente a los expertos para que ayuden. Deberíamos escuchar su llamado y acudir porque está visto que no es buena idea que los ciudadanos pensemos que las autoridades y sus equipos podrán resolver solos todos los problemas porque eso no pasará. Felizmente, por lo menos se ha contado hasta ahora con el apoyo de dos casas de estudios superiores, las que mediante el biólogo Eduardo Morales (de la Universidad Católica Boliviana) y la Unidad de Limnología y Recursos Acuáticos de la Universidad Mayor de San Simón han colaborado de forma contundente en la identificación de los causantes de la muerte de los peces, motivo por el que la UMSS recomendó el dragado del espejo de agua y un mayor control del ingreso de nutrientes porque ayudan a proliferar las bacterias.

En todo caso, las autoridades dejaron pasar un tiempo que no debieron dejar pasar y, por ello, es hora de que todos nos movilicemos para salvar a la laguna Alalay, pero también a todo lo que representa porque se encuentra al centro de un lugar muy poblado, lo que compromete no solo la sobrevivencia de un sitio turístico, sino la salud de la gente.

Empecemos siendo responsables con nuestra salud y la de nuestras familias. No nos acerquemos a la laguna hasta que se dé solución al mal que la está matando y que amenaza con acabar con todo ser vivo que se acerque a ella. Luego tratemos de mantenernos informados sobre las diferentes acciones que se realicen y ojalá estas sean más rápidas porque el problema así lo demanda. No podemos jugar con la salud de la población.