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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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Las universidades, camino a su desaparición

Las universidades, camino a su desaparición
La gran mayoría de las universidades del planeta van a desaparecer. Tal es una predicción muy justificada de David Roberts, uno de los mayores expertos en tecnología disruptiva del mundo y también uno de los rostros más conocidos de Singularity University (SU), la universidad de Silicon Valley (EEUU) creada en 2009 con el apoyo de la NASA y Google.

En una reciente entrevista con el diario español El País, Roberts aseguró que las universidades tienen los días contados y que solo sobrevivirán aquellas muy renombradas, como Harvard o Stanford. Lo que podría quedar en vez de la mayoría de las casas superiores de estudios son instituciones como SU, que no expide títulos ni cuenta con créditos académicos. El único objetivo de la mencionada entidad es formar líderes capaces de innovar y atreverse a romper las normas para alcanzar el ambicioso reto que se ha marcado la universidad desde su creación. Sus alumnos están llamados a utilizar la tecnología para resolver los 12 grandes desafíos del planeta: alimentar a toda la población, garantizar el acceso al agua potable, la educación para todos, la energía sostenible o cuidar el medio ambiente, entre otros.

Se trata, en verdad, de una auténtica revolución educativa que parte de un diagnóstico que parece muy lógico en tiempos de aceleradas transformaciones: “Los programas académicos cerrados y la acreditación ya no tienen sentido porque, en los cinco años que suelen durar los grados, los conocimientos se quedan obsoletos. Nosotros no ofrecemos grados ni créditos porque el contenido que enseñamos cambia cada año”, sostiene Roberts.

Y es que, para el experto, el sistema educativo actual “se ha roto”. “Hemos enseñado a la gente de la misma forma durante los últimos 100 años y, como hemos crecido en ese sistema, creemos que es normal, pero es una locura. Enseñamos en las escuelas lo que los colonialistas ingleses querían que aprendiese la gente: matemáticas básicas para poder hacer cálculo, literatura inglesa… Hoy no tiene sentido. Tenemos que enseñar herramientas que ayuden a las personas a tener una vida gratificante, agradable y que les llene. Algunos son afortunados de tener unos padres que les ofrecen eso, pero la mayoría no. Los programas académicos están muy controlados porque los gobiernos quieren un modelo estándar”.

Ahora bien, los conceptos de Roberts —futuristas y ya no tanto si pensamos en los países de Occidente— parecen de ciencia ficción si se los intenta aplicar a la educación superior boliviana. Si nos fijamos tan solo en una institución local y otrora de gran prestigio, la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), veremos cuán lejos andamos de las nuevas ideas. Son los mismos docentes y estudiantes de esa casa superior de estudios los que continuamente critican currículas obsoletas, contenidos repetitivos, enfoque en el aprendizaje memorístico y falta de equipamiento que permita utilizar las nuevas tecnologías. Pero esos, lo sabemos todos, son los menores problemas que afronta la entidad cochabambina. Para hablar solamente de las recientes elecciones para el Rectorado, se observaron campañas prebendales, denuncias por delitos varios contra los candidatos, intentos de fraude y hasta hechos de violencia. Cobijados en una mal entendida y peor practicada autonomía, al interior de la UMSS se han formado oscuros grupos de poder cuya única finalidad es medrar de los fondos públicos manteniendo privilegios.

La discusión sobre la educación en sí ha quedado muy atrás en nuestra universidad —y en las del sistema nacional—. Las autoridades académicas que fueron el martes electas encaran entonces un desafío de cambio que probablemente está fuera de sus posibilidades. Así las cosas, al menos en el caso nuestro la predicción de Roberts deja ser tal y se convierte en un anuncio. La única duda es el tiempo en el que se hará realidad.