Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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OJO DE  VIDRIO

Himnos de guerra

Himnos de guerra
Hace algunos años, el poeta alemán Hans Magnus Erzensberger comentó que himnos y bandas de guerra son influencias directas de la Revolución francesa, un proceso agudizado por las guerras de la independencia en el mundo de las colonias.

Se sabe que el Ejército Libertador hacía desfiles en cada población tomada, para magnificar su disciplina, y de ello era parte la banda de guerra. De allí salieron los himnos que hoy parecen trasnochados porque tratamos de construir una cultura de paz, de diversidad cultural, de reconocimiento de que ninguna cultura es superior a las demás.

Francia y Alemania tienen un origen común en el imperio de Carlomagno; no obstante, han sostenido una trágica rivalidad durante siglos. Erzensberger cuenta que en el libro de lectura con el que aprendió las primeras letras había una robusta matrona alemana que amamantaba a dos niños regordetes, y abajo había la letra de una canción que invitaba a beber sangre en los cráneos de los franceses que flotaban en el río Rin. Del mismo modo, Francia cultivó un odio particular contra Alemania y perdió dos provincias grandes cuando estalló la guerra francoprusiana: Alsacia y Lorena.

Cuando ganó las elecciones el Frente Sandinista, el ministro de Cultura Ernesto Cardenal hizo que compusieran un himno maravilloso, sinfónico, hecho para escuchar y no para cantar. Cayó el Frente Sandinista y la nueva Presidenta hizo que volviera el viejo himno de guerra de Nicaragua.

Hasta hace poco, en la Prefectura de La Paz había un letrero que decía: “Bolivia fuerte e invencible”. ¿Fuerte? ¿Invencible? ¿No era mejor destacar nuestra vocación por la paz? Recuerdo que alguna vez le dije al Rector de la UMSS que, para distraer a los militantes trotskistas, organizara una “banda de guerra” universitaria, con la seguridad de que las señoritas se disputarían el honor de ser guaripoleras de esa expresión musical. Hoy abundan las bandas de guerra y convierten en marchas incluso temas de Los Kjarkas o de una cantante española: “Yo soy rebelde porque el mundo me hizo así”.

De esta no nos salva nadie. Los himnos habría que dejarlos como están. En la UMSS, hay un himno descolocado cuya letra dice: “Marchad, caballeros de San Simón”, en una época en que la población femenina es mayor (más del 50 por ciento ), y en la que difícilmente puede uno imaginar a un alumno a caballo para ser caballero como se debe, ¿no ve? Tons dejemos los himnos como están y compongamos otros que ya dejen en paz la guerra y hablen de nuestra vocación de paz.