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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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CORRERÁ EL DAKAR 2017 CON LA MISMA MOTO QUE EN ENERO. HABLA DE DIOS, DE SU PAPÁ SIMÓN Y PIDE APOYO.

Danny, el héroe que lleva casco en vez de espada

Danny, el héroe que lleva casco en vez de espada



Parece otro. Todo confluyó para encontrarlo desprovisto de aquel aire sensible y aguerrido que se afirmó dentro del imaginario colectivo. No se presenta como ese corredor lleno de barro en su rostro. Ahora se lo ve renovado. De hecho, perdió kilos y ello es parte de su plan. Luce una sonrisa generosa con la que nos invita a insertarnos en su hogar, su tiempo y su espacio.

Parece otro. Sin embargo, no pasan ni 10 minutos para que la idea se vaya por el suelo gracias a una frase que delata su esencia sencilla: “Siempre mantuve la humildad. Si no olvidas de dónde vienes, tendrás claro hacia dónde vas”.

Entonces, es cuando caemos en la cuenta de que sigue siendo el mismo, aquel muchacho que lloró en el Dakar 2016 en el momento en que entró a territorio nacional, que sufrió dos accidentes en Uyuni y que se “alimentó” del cariño de la gente para seguir adelante. Pocos lo saben, pero luego de hacerse “famoso” no se rehusó cuando lo invitaron a colegios para dar charlas motivacionales dirigidas a jóvenes. Lo hizo porque considera que es un “instrumento de Dios”.

Danny Nogales nos abre las puertas de su hogar. En 1 hora con 25 minutos, habla de su relación con su papá Simón, adelanta que cerrará el año con el Rally de Atacama (Chile), confiesa que se llevó tostado de maíz al Dakar anterior y rememora que su padre no durmió por la preocupación cuando él no llegaba a la meta durante su participación en el raid. “No pegaba las pestañas. Es mi ejemplo”.

Hoy en día, es el vinteño más querido. Con solo 32 años, está listo para volver al ruedo. Danny cuenta que correrá en la misma moto que en enero pasado y que su presupuesto sigue siendo austero porque recibió negativas cuando tocó puertas para pedir auspicio en los últimos meses. El “héroe de Vinto” anhela tener una respuesta afirmativa por parte de las autoridades y las empresas.

“No pierdo las esperanzas. Aún queda tiempo”.

P: ¿Cómo te encontramos cuando falta tan poco tiempo para correr?

R: Un poco apenado porque no logramos conseguir el apoyo necesario tanto de autoridades como de la empresa privada. Eso es primordial para ir a un evento así. Las ganas están. Tengo que esperar hasta lo último. De todos modos, me estoy preparando desde marzo. Para cerrar con broche de oro, a fin de año iré al Rally de Atacama. Serán dos días de competencia con pura duna.

P: Te notamos delgado ¿Es parte del plan?

R: Sí. Estamos en campaña de llegar con buen físico al Dakar. Peso 98 kilos. Me siento mejor. Nuestra finalidad no será solo competir, sino tratar de buscar un puesto. Fue doloroso no haber podido llegar al final. Quería hacerlo aunque sea empujando la moto.

P: Rememora cómo fue el día en que te enteraste de que correrías el Rally Dakar pasado...

R: Fue la primera emoción que tuvimos con mi papá. Estábamos fuera de la sala. Yo revisaba el e-mail en el celular y me llegó la carta de la ASO. Mi papá estaba trabajando, cuando de pronto me escuchó gritar de alegría. Fue el 22 de julio de 2015. Derramé lágrimas. Tengo una moto con la que corrí en Ruta 40. Mi papá me dijo que no era bueno hacerlo con esa y me consiguió una nueva.

P: ¿Cuán importante es la figura de don Simón?

R: Lo adoro. Él siempre va a ser un ejemplo. Es excampeón departamental de autos, corría con una peta. Recuerdo que tuve dos accidentes fuertes cuando estaba en el colegio. Él me daba aliento. Si se tenía que quitar el pan de la boca para comprarme un casco, lo hacía. De hecho, la moto que me regaló para correr el Dakar se la devolví porque quiero que se la quede. Él no dormía mientras yo no llegaba al vivac. Me esperaba en el punto de meta.

P: Eres famoso en Vinto, has tomado trascendencia...

R: ¡Me conocen en todas partes! Manejé moto sin casco y, bueno, me detuvieron, pero me reconocieron y me dijeron andá nomas. Para mí, la humildad está ante todo. Me invitaron a colegios para dar charlas motivacionales porque querían saber cómo estuve en el Dakar siendo de pocos recursos. Les dije que pueden llegar a donde quieran.

P: ¿Los pilotos locales saben llevar la humildad?

R: Lo manejan a su criterio. Dentro del Dakar, cada uno hace lo suyo.

P: ¿Eso te decepciona?

R: Esperaba algo más de solidaridad.

P: ¿Te sientes más maduro competitivamente?

R: Mucho más. Estoy con cabeza fría. No puedo quemarme en uno o dos días, Debo ir tranquilo. No puedo arruinar la moto o tener mucho desgate físico porque el Dakar dura 13 días.

P: ¿Te gustaría ser pastor? A principios de año, dejaste en claro que eres 100 por ciento cristiano...

R: No (je je), pero me gusta apoyar a la iglesia. Me siento un instrumento de Dios y quiero ser guía para los jóvenes.

Aguarda apoyo de empresas para su moto

Danny Nogales mandó casi 50 cartas en un solo día y la mayoría de las empresas fue tajante. Dijo “no”.

El piloto vinteño necesita recursos económicos y la colaboración urgente de auspiciadores para mejorar su motocicleta o, en el mejor de los casos, aspirar a una nueva para correr el Dakar 2017.

Sin embargo, hasta el momento, la respuesta que recibió el corredor cochabambino no ha sido de las mejores.

Aún así, su optimismo es irrevocable y aguarda, pacientemente, alguna señal que sacie su sed de ayuda.

Envió solicitudes a ENTEL y a otras firmas que, de momento, no mostraron mucho interés. “Hemos tocado puertas en todo lado. Este año tuvimos más rechazos. Yo esperaba algo mejor”, cuenta Nogales, quien dirige una empresa familiar llamada Simons, orientada hacia el servicio electromecánico industrial. Lo hace junto a su padre Simón. Danny incluso es quien instala los servicios, atiende a los clientes y está algunas horas en las oficinas.

Son pocas las firmas que decidieron apostar por él. Es el caso de una compañía naviera holandesa, la Hacienda Villa Trinidad y la marca de ropa Laburo. Esta última ha sido una de las que se sumó recientemente al team publicitario.

Laburo, que también auspicia al cruceño Leonardo Martínez, se encargará de vestir al piloto vinteño mediante unas chamarras especiales acordes para la competencia más difícil del mundo tuerca.

Correrá en la misma moto que usó en enero pasado, cuando debutó oficialmente en el Dakar. Se trata del vehículo que le regaló su padre y que alcanza unos 130 kilómetros por hora.

De momento, cuenta con esa motocicleta y pretende seguir potenciándola. Para ello, ya tiene un equipo italiano exclusivo para rendir en el raid.

Los cilindros, el cigüeñal, los pistones, anillas y válvulas son de primera calidad. Incluso, el embrague es especial para los rallies.

Falta muy poco y Danny sabe que el tiempo es indispensable. “Es el sueño de todo piloto contar con una moto nueva”, dice.

No obstante, no se “achica”. “No me siento menos que nadie”.

Pese a la urgencia de contar con colaboradores que crean en su talento, el piloto se toma las cosas con mucha serenidad y se anima a hacer chistes en torno a ello.

Adelante que no dudará en imprimirse el nombre de las marcas que confíen en él en su ropa y casco.

Todo sea por volver al ruedo con más fuerza y demostrar que tiene valor, entereza y que conoce el significado del “sacrificio”, como él mismo relata.

“Lo que me da pena es que la moto tiene cinco velocidades y la máxima, con juego de transmisión, son 130 kilómetros por hora. Competir con una KTM en una recta es difícil porque esa llega a los 180 ¡Todo el trabajo que hago en la montaña se echa a perder!”.