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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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La UMSS, el maquillaje y su trágico sino

La UMSS, el maquillaje y su trágico sino
Lo hemos dicho ya varias veces en estas páginas: qué lejos está la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) de aquello que en algún momento la hizo figurar incluso entre las mejores casas superiores de estudios de Latinoamérica. La debacle y profunda crisis se notan en absolutamente todos y cada uno de los hechos que acaecen al interior del recinto educativo fundado en 1832.

Entre los últimos, están las campañas desarrolladas por los frentes que este viernes se disputan el Rectorado y Vicerrectorado. Periodistas de OPINIÓN fueron a cubrir las incidencias previas a los comicios y, en vez de una universidad, parece que se hubieran encontrado con una feria de belleza, entretenimiento, gastronomía y material de escritorio. Música a todo volumen; oferta de manicura, de planchado y corte de pelo; futbolines; bocaditos entre sándwiches, pipocas, gelatinas y refrescos; regalos de lapiceros: así es como se define el destino de una casa superior de estudios que administra más de 1.169 millones de bolivianos, un presupuesto que llega a superar los 1.026 millones de bolivianos que maneja la Gobernación del departamento.

Qué lejos están los días en que las campañas universitarias, por su alto debate político e ideológico, eran más bien la cuna formativa de los futuros líderes nacionales. ¿Dónde quedó el legado de faros de un centro educativo que dio luces al país como las del pensamiento de José Antonio Arze, Ricardo Anaya o Carlos Montenegro? Seguramente, si regresaran de ultratumba, el espanto de lo que hoy sucede los volvería a poner bajo tierra. ¿Será que es la otorgación de prebendas la mejor manera de idear el futuro de la principal institución local del conocimiento?

En los primeros meses del 2015, el absurdo de docentes que quieren ser tales sin dar exámenes de competencia fue la causa de un conflicto que dejó como saldo decenas de heridos —uno de ellos todavía muy grave— y un paro de 17 semanas. La UMSS cambió de Rector seis veces tras la renuncia de Lucio Gonzales en diciembre de 2014. Luego asumió el vicerrector Waldo Jiménez hasta el 31 agosto de 2015. Después, el vicerrector y decano más antiguo de entonces, Juan Villarroel, asumió el cargo hasta el 25 de octubre de 2015. Jhenny Pinto, de la Facultad de Bioquímica, fue rectora del 26 de octubre al 23 de noviembre de 2015, y Luis Garvizú estuvo en el cargo hasta el 11 de junio de 2016. Luego vino Mercedes Albornoz, que renunció el 7 de octubre para dar paso al decano Marcial Fernández, actual rector.

En sus cortas gestiones, ninguna de esas autoridades pudo tomar medidas estructurales para solucionar los problemas. Es más, varios de esos funcionarios fueron denunciados precisamente como los padrinos de los escándalos, entre los últimos la compraventa de tribunales para defensas de trabajos de grado en la Facultad de Derecho.

¿Las nuevas autoridades podrán superar el pésimo estado de las cosas? Lo dudamos. Por donde se hurgue, salta pus en cada uno de los estamentos universitarios, incluyendo a los estudiantiles, sobre los que pesan asimismo serias denuncias de corrupción y matonaje del más puro estilo delincuencial. Poderosos sindicatos de administrativos, de docentes y del propio alumnado con seguridad harán todo lo posible para no perder sus oscuros privilegios, amparados en un modo de gestión autonómico evidentemente caduco por la casi nula fiscalización que sobre este pesa.

Y es que la debacle no es un patrimonio exclusivo de la San Simón. Desde hace mucho se conoce que la situación es similar en casi todas las casas superiores de estudios públicas del país. “Mal de muchos, consuelo de tontos”, dirá con razón el lector, y coincidirá en que el sistema en general debe ser refundado. El Gobierno ha señalado en repetidas oportunidades su voluntad de no inmiscuirse en la gestión universitaria. Esperamos que la corrupción enraizada y la violencia desmedida no lleguen al punto de hacer necesaria una intervención estatal.