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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Nobel para Santos: una segunda oportunidad

Nobel para Santos: una segunda oportunidad
El mundo entero aplaudió este viernes la decisión del Comité Noruego de otorgar el Premio Nobel de la Paz al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, con el propósito de que “el proceso de paz no muera tras el fracaso en el referendo”. Se trata de un gran espaldarazo a la continuidad de las negociaciones entre el Gobierno y las FARC, pese a la negativa que dieron los colombianos, por muy escaso margen y en una consulta en la que primó el ausentismo, al acuerdo establecido en La Habana.

Tras la votación del anterior domingo, han comenzado a conocerse los entretelones de la campaña por el No, liderada por el expresidente Álvaro Uribe (quien, a propósito, felicitó a Santos con mucha frialdad: "Felicito el Nobel para el presidente Santos, deseo que conduzca a cambiar acuerdos dañinos para la democracia", escribió en Twitter). El gerente de la campaña uribista del No en el plebiscito, Juan Carlos Vélez, admitió que buscaban que la "gente saliera a votar verraca (indignada)". Interrogado sobre "por qué tergiversaron mensajes para hacer campaña", respondió que "fue lo mismo que hicieron los del Sí". Por estas y otras declaraciones a medios, Vélez, quien reveló millonarios aportes de 30 empresas para la opción No, tuvo que pedir disculpas y renunciar a su partido. De otro lado, se difundió que, en la campaña por el No, sectores religiosos ultraconservadores esgrimieron falsos argumentos, como el que señaló que el acuerdo daría paso al matrimonio homosexual, cuando la palabra matrimonio no aparece ni por asomo en las más de 260 páginas de lo negociado.

Vistas así las cosas, se trató de un proceso de consulta no tan legítimo por la escasa participación, y que respondió no tanto al tema específico en cuestión, como a —mezquinos— intereses políticos de diverso orden. La percepción general es que los colombianos se merecen una segunda oportunidad. Bien se ha dicho que una paz imperfecta es mejor que cualquier guerra, más si esta ha durado 52 años.

Por lo anterior, la comunidad internacional espera que el galardón para Santos sea un nuevo impulso para que las partes sigan dialogando. El premio entonces es, según el Comité, “un tributo al pueblo de Colombia que, a pesar de las grandes dificultades y los abusos, no ha perdido la esperanza en una paz justa; a todas las partes que han contribuido al proceso". Y así también lo ha comprendido el distinguido: "Recibo esta distinción, no a nombre mío, sino a nombre de todos los colombianos, en especial a las millones de víctimas que ha dejado este conflicto".

Pero el tránsito a la paz seguirá siendo muy dificultoso, a pesar de la probada versatilidad política del Mandatario. Santos, proveniente de una familia adinerada, exempresario cafetero y exsubdirector de un diario, fue ministro de Defensa de Uribe, cartera desde la que combatió sin piedad a la guerrilla. Ello no convence a sus más duros opositores, que lo califican como un impulsor del “castro-chavismo” y un traidor a su clase. Ojalá sin embargo tenga éxito y pueda así construir el sueño de otro compatriota suyo ganador del Nobel, el inmortal Gabriel García Márquez que, al recibir el premio de Literatura, expresó: “Un día como el de hoy, mi maestro William Faulkner dijo en este lugar: ‘Me niego a admitir el fin del hombre’. No me sentiría digno de ocupar este sitio que fue suyo si no tuviera la conciencia plena de que por primera vez desde los orígenes de la humanidad, el desastre colosal que él se negaba a admitir hace 32 años es ahora nada más que una simple posibilidad científica. Ante esta realidad sobrecogedora que a través de todo el tiempo humano debió de parecer una utopía, los inventores de fábulas que todo lo creemos, nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra”.