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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Adolescentes embarazadas

Adolescentes embarazadas
En el "Estudio sobre el embarazo en la adolescencia en 14 municipios de Bolivia", del Fondo de Población de Naciones Unidas, fueron revisadas las historias clínicas de 3.967 muchachas de entre 12 y 18 años de edad. Se descubrió que 2.100 se encuentran embarazadas o ya tuvieron un hijo. Estos resultados, considerados alarmantes, obligan a pensar en estrategias y acciones inmediatas por parte del Estado y la sociedad porque un solo esfuerzo no será suficiente.

La historia es peor. Unas 1.029 adolescentes tienen menos de 15 años. Según la coordinadora del UNFPA en Bolivia, Celia Taborga, el estudio identificó incluso embarazos en adolescentes de 12 años. "En los 14 municipios de La Paz, Chuquisaca, Potosí y Cochabamba se ha encontrado esta realidad”.

Los municipios que fueron tomados en cuenta en el estudio son: en Chuquisaca: Sucre, Tomina, Sopachuy, Camargo y San Lucas; en La Paz: La Paz, Viacha, Coroico y Andrés de Machaca; en Cochabamba: Punata y Tiquipaya; en Potosí: Llallagua, Uncía y Tupiza.

Pese a que el 92 por ciento de las 3.967 adolescentes encuestadas en el estudio dijo que no usa un método anticonceptivo para prevenir un embarazo, el otro ocho por ciento indicó que sí. El condón, la píldora anticonceptiva y la pastilla del día después o la anticoncepción de emergencia son los más usados.

Sin embargo, muchos no usan métodos anticonceptivos. En algunos casos, por miedo. Esto da lugar a los abortos clandestinos que están ocasionando una mayor mortalidad de la que había en Bolivia, esta subió de ocho a 11 por ciento.

Sería bueno que el estudio realizado por el Fondo de Poblaciones de las Naciones Unidas fuera profundizado en el país por un equipo multidisciplinario y el concurso de autoridades y educadores, porque esta problemática no debiera quedarse únicamente a nivel de números.

Y es que la adolescencia de hoy presenta una serie de características que hacen de la problemática mencionada difícil de solucionar, sobre todo para quienes están en la acera de los padres de familia.

Día que pasa es más complicado supervisar las actividades de los hijos adolescentes y jóvenes, y no solo porque los padres de familia trabajen, sino porque aquellos presentan alta resistencia a que sus progenitores se inmiscuyan en lo que consideran son sus asuntos.

La mayoría de los adolescentes de hoy exigen altos niveles de independencia y autonomía en todas sus acciones, y son reacios a escuchar consejos de sus padres, llegando al extremo de protagonizar tremendas discusiones en sus hogares.

En algunos casos, los padres ya no saben qué hacer ni cómo vincularse con sus rebeldes hijos. Algunos intentan conversar, no les va bien. Se van por el camino del castigo, les va peor, llegando al extremo de que los adolescentes escapan de sus casas por horas o, directamente, ni van a dormir.

Y está sucediendo que los padres no saben qué hacer ni a quién preguntar ni dónde acudir. Temen acercarse a instancias como la Defensoría de la Niñez porque no saben si es la que corresponde o, incluso, temen que luego todo se vuelque contra ellos.

Por ello, no solo hay mucho más que estudiar en este tema y acciones múltiples a asumir, sino que las instancias llamadas a colaborar en este tipo de tópicos debieran activar campañas de ayuda a padres y maestros para que sepan qué hacer en casos delicados cuando, para empezar, el hijo o hija no hace caso en nada y se dedica a dar portazos o huir de casa.

Se trata de un tema de urgente tratamiento y ojalá las casas de estudios superiores coadyuvaran con sus carreras de Psicología, Pedagogía y Sociología. Hay que sentarse a analizar para luego actuar. No hay tiempo que perder. Una menor de 12 años embarazada es lo peor que podría pasarle en la vida.