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  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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Relaciones amorosas

Relaciones amorosas
Antes de los 80, las parejas asociaban el amor con la sexualidad y era el varón quien siempre tomaba la iniciativa. Era mal visto que una mujer supiera mucho de las lides en la cama. Eso no era propio de niñas “bien” que guardaban su virginidad para la noche de bodas. El enamoramiento era el camino directo al matrimonio y luego al lecho nupcial. Es probable que eso quedara muchas veces solo en palabra ante los demás. Pero a nivel discursivo de cara a la sociedad, las mujeres valoraban en extremo el llegar vírgenes al altar.

De acuerdo a las investigaciones realizadas en Bolivia por el Instituto de Investigaciones en Ciencias del Comportamiento, en este país en los 90 apareció el “prende”, un tipo de relación explorado antes en Brasil con el nombre de “ficar”, que significaba relacionarse de forma placentera sin que amor y sexo vayan juntos, algo así como un intercambio de caricias y besos sin sexo durante unas horas.

Todavía hoy estamos en la época de los “prendes”, sobre todo entre adolescentes y jóvenes de colegio y primeros años de universidad. Ojo, hay todo tipo de “prendes”. Está el “prende” a secas que se da durante unas horas. Está el “prende jodido” que se produce cuando una de las personas comienza a enamorarse de la otra y no falta el “prende fijo” que se produce de tanto en tanto entre las mismas parejas.

No es todo. Muchas veces, el “prende” es usado para manipular a las personas, sobre todo cuando algún joven o jovencita quiere vengarse de la otra persona y, por ello, va y se prende de una tercera.

Existe algo en común en esta forma de relacionamiento: el “deseo” encuentra una puerta de escape mediante caricias y besos, sobre todo en los adolescentes. En el caso de los jóvenes, representa una buena forma de escapar del compromiso que podría implicar un enamoramiento a largo plazo.

¿Y cómo es el amor entre personas de un poco más de edad que, en este caso, son conocidas como parte de la generación de los “millenials”? Lo primero de todo es que valoran tanto su independencia que unirse a alguien no está en el primer lugar de sus planes. Y si en algún momento deciden unirse a alguien, prefieren primero explorar el mundo viajando durante largas temporadas para las que se afanan en ahorrar dinero, aún si eso significa dejar a sus parejas, sean estas fijas o no.

Explotan las redes sociales al máximo y hasta llegan a usar los emoticones de forma creativa y pueden pasarse horas mandando mensajes en vez de hablar por el celular. Y a la hora de casarse, lo pueden hacer de manera informal. Son capaces de usar tenis en su matrimonio y, a veces, prefieren esquivar todos los preparativos antiguos y costosos. Si quieres decirles cuánto los amas, mejor se los demuestras porque los cuentos verbales no se los creen mucho. ¿Hijos? Mejor pasados los 30.

Como se podrá advertir, en cada época y cultura se “construyen las relaciones amorosas” de determinada manera, tanto así que es probable que una persona que hoy tiene 60 años no entienda para nada las andanzas de su hijo de 15 y su hija de 18, y es que, como en todo, los tiempos han cambiado.

Y es bueno que los padres estén conscientes de estos cambios para poder comunicarse de forma adecuada con sus hijos, sobre todo porque desde muy niños se debiera hacer el esfuerzo de ayudarles a comprender la necesidad de que respeten a la otra persona, sea hombre o mujer. No es tan fácil hacerle entender a un adolescente que sus compañeras mujeres son sus iguales, a pesar de todo lo que las sociedades han ido avanzando porque en ciudades todavía machistas como las bolivianas, dicho pensamiento aún no está anclado todo lo que quisiéramos.

El momento en que mujeres y varones se vean y reconozcan como iguales con la posibilidad de construir espacios juntos, las formas en que lo hagan será lo de menos porque cada época y cultura son diferentes.