Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Campaña por productos bolivianos

Campaña por productos bolivianos
Basta ir al mercado para saber que nuestros productos bolivianos están en jaque mate y la leche es un ejemplo. Cientos de productores del líquido blanco la están pasando mal porque no pueden vender todo lo que producen y no les pagan el precio que esperan. La semana pasada, terminaron echando la leche al suelo como señal de protesta y, aunque temporalmente, llegaron a un acuerdo con los ejecutivos de la Planta Industrializadora de Leche (PIL), para mantener el cupo diario de entrega del producto, pero a menor precio, todos sabemos que este es frágil porque los problemas de fondo no han sido solucionados.

Mientras no se pueda vender mayor cantidad en el mercado interno y se tenga al frente la competencia de lácteos que provienen de otros países, tal el caso de Perú, cualquier solución será como un remiendo, un parche.

Al respecto, el presidente Evo Morales dijo el último sábado en el Chapare que se habló con la Policía y las Fuerzas Armadas para que compren leche. Ojalá así sea e, incluso, se debería realizar una campaña para que las y los bolivianos sustituyamos las gaseosas por leche y jugos naturales.

Esto lo planteamos en varias ocasiones y lo volvemos a decir: no está bien que los niños y jóvenes consuman tanta gaseosa porque hace daño a la salud y eso lo dijeron los médicos, incluso los dermatólogos que dan la receta para los adolescentes que no quieren tener problemas de acné: no gaseosas, no comida chatarra, sobre todo no pizza. Pero no son los únicos que nos alertan al respecto, también están quienes cuidan por la salud de los adultos mayores que ya sufren por problemas de triglicéridos o ácido úrico alto.

A pesar de ello, tal parece que las y los bolivianos no queremos escuchar. Preferimos lo que está a la mano y no demanda el esfuerzo de cocinar en casa, porque no hay tiempo para hacerlo. Sin embargo, tomando en cuenta que todo funciona de acuerdo a la demanda y oferta, al final de cuentas si empezamos a comer sano, quienes expenden productos, incluidos restaurantes, no tardarán nada en darse cuenta y comenzarán a ofrecer menús más saludables. En el fondo, todo depende de nosotros y nosotras.

Más allá de la protección a nuestra salud está la solidaridad con quienes habitan en Bolivia. Muchos de ellos y ellas viven de su producción y no solo nos referimos a los alimentos, sino también a los zapatos. En el último quinquenio, la importación de esta prenda creció en 122 por ciento . El año pasado las compras sumaron 112 millones de dólares.

Una de las diferencias con el sector lechero es que este está reclamando y ocasionando conflicto, mientras hay otros que están agonizando en silencio, sin siquiera hacerse sentir mucho y otros ya fallecieron hace años, tal el caso de fábricas que hacían y vendían telas.

La competencia de productos de otros países ha recrudecido, sobre todo desde que permitimos el ingreso de alimentos, ropa y utensilios que vienen de China, país con el que el Gobierno hace negocios. Sin embargo, todos sabemos que jamás podremos competir en precios con el gigante; aunque nuestra calidad sea mayor.

Se nota que el Primer Mandatario está en campaña a favor de la producción boliviana, sobre todo si está vinculada a las empresas estatales; sin embargo, también debiera mirar hacia productos como los chinos que nos están inundando u otros como los lácteos contra los que no estamos diciendo mucho si se trata de importados o de contrabando.

Depende de nosotros, las y los bolivianos, proteger lo nuestro; protegernos mutuamente. El problema de los lecheros no es solo de ellos; la caída de la producción de zapatos no es solo de ellos. Todas las actividades económicas terminan afectándonos a todos porque generan empleo y gracias al trabajo vivimos.