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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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Corea del Norte y su joven dictador kafkiano

Corea del Norte y su joven dictador kafkiano
Hay quienes creen que no hay peor cosa que vivir a la sombra del padre y sentir que se debe demostrar cada día y de mil maneras que se está a la altura de él, como le ocurrió al escritor Franz Kafka, que no pudo vencer una enfermedad que lo retuvo en hospitales y en su casa, sin poder ponerse a la altura de un padre negociante que esperaba más de su hijo. Lo marcó tanto que los críticos encuentran dicha relación traumática en gran parte de la obra del escritor. Algo así parece ocurrirle hoy al líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, quien, según el académico surcoreano Kyong Deuk Lee, “debe mostrar que tiene más fuerza que su papá, Kim Jong-il, y mostrar algo a la gente, pues él no tiene todavía popularidad entre su pueblo y además no tiene experiencia”.

Y si a eso se suma el hecho de gobernar un país con armas nucleares sobre la base de una dictadura comunista en manos de una sola familia desde 1948, primero con el abuelo Kim Il-sung, luego su hijo Kim Jong-il y ahora el nieto y actual gobernante Kim Jong-un, la cosa se complica.

Kin Jong-un anda jugando con fuego. El último viernes volvió a asustar al mundo en su afán externo de amenazar a Estados Unidos y de refilón a unos cuantos países más, y en su afán interno de terminar de convencer a su familia de que él está a la altura de su padre y a su pueblo de que tiene la suficiente autoridad para seguir adelante. Y está terminando con la paciencia de algunos presidentes.

En realidad, del joven dictador poco se sabe, ni siquiera la fecha de su nacimiento es la real. Aparentemente se fijó una fecha para hacerlo parecer de unos años más; ahora tiene 32, pero en realidad podría tener menos y es bueno mencionarlo porque en manos de esta persona, su forma de pensar, sus amistades internacionales y sus amenazas están armas nucleares con las que anda ensayando hace tiempo, poniendo al mundo en vilo como ocurrió el último viernes en que realizó el quinto ensayo con el que hizo temblar la tierra como un fuerte terremoto.

El último “test atómico”, que coincidió con el aniversario de la creación de la República Popular y la instauración del régimen comunista en 1948, sería el "más potente”, de unos 10 kilotones. Para tener una idea, la bomba atómica con la que Estados Unidos arrasó Hiroshima hace más de 70 años tenía una potencia de unos 15 kilotones. El movimiento fue detectado a las 9.30 hora local (0.30 GMT) muy cerca de la base de pruebas nucleares de Punggye-ri, escenario de los cuatro ensayos atómicos anteriores.

Muchos países condenaron este tipo de pruebas. "El ensayo nuclear norcoreano es absolutamente inaceptable para Japón", dijo en Tokio el primer ministro japonés, Shinzo Abe. "Japón presenta una seria protesta contra Corea del Norte y condena (este ensayo) de la forma más enérgica", agregó Abe y luego dijo que el desarrollo nuclear de Pyongyang "se ha transformado en una seria amenaza para la paz y seguridad de la comunidad internacional".

Hubo revuelo y malestar. Los países condenaron tales prácticas. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llamó a líderes de países como Corea del Sur, Japón y otros para ver qué hacer con los actos del joven dictador, en lo que calificó de “provocación”. La ONU se reunió el mismo día en que el mundo se enteró del despropósito de Kin Jong-un. Incluso quienes normalmente apoyan a Corea del Norte como es el caso de China manifestaron su molestia y es que el joven dictador está asustando incluso a sus aliados.

El resto miramos, asustados, al “niño” de Corea del Norte jugando a ser dios con armas nucleares. Pareciera que en países como Bolivia estamos muy lejos; sin embargo, cuando se trata de armas nucleares, nada está suficientemente lejos.