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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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La invisibilización como discriminación

La invisibilización como discriminación
“La indiferencia mata”, es una de las frases que escuchamos desde niños y que no significa otra cosa que ignorar al “otro” u “otra”. En el mundo del periodismo, significa minimizar o invisibilizar a ciertos personajes y hechos

Los periódicos de los años 80 tenían, según la investigación académica realizada por el joven periodista Daniel Hinojosa, la característica de incluir pocas fuentes femeninas en los artículos y dar gran cantidad de espacio a las fuentes oficiales. Consultados al respecto antiguos jefes de Redacción, estos indicaron que para entonces hablar con una mujer sobre un tema era motivo de burla y, si se entrevistaba a ministros y demás autoridades, era porque ellos sabían sobre los temas y no como ahora que se anda haciendo sondeos, encuestas y preguntando a personas que poco o nada saben de las grandes problemáticas

Esa forma de pensar nos parecerá hoy, por lo menos, extraña. ¿A quién se le ocurriría pensar que los políticos no nos mienten cuando nos hablan o informan? Pensar que una persona solo por ser autoridad dirá la verdad es imaginar un mundo que no es, en todo caso, el real. En el caso de las mujeres, para qué darle vueltas al asunto, eran el equivalente a un florero o hasta menos

Eran otros tiempos; pero en estos no estamos 100 por ciento mejor. Por algún extraño motivo que algunos estudiosos como Pierre Bourdieu atribuyen a los roces con el poder, los periodistas hemos asumido hace muchos años que representamos la voz del pueblo, es más, sabemos qué quiere este y qué no. Ojalá fuera solo eso. Pretendemos decirles qué es bueno y qué no, al punto de visibilizar solo lo que consideramos digno de ser leído

Entonces nace la duda con respecto a si mediante nuestra indiferencia hacia ciertos fenómenos, personajes y hechos lograremos que las y los ciudadanos dejen de apreciar lo que quieren apreciar más allá de nuestros gustos y disgustos. Es probable y así lo demuestren las cifras de la caída de tiraje de diarios y el cierre de periódicos

¿Quiénes somos los periodistas para decirle a la gente lo que está bien y lo que está mal?, ¿quiénes somos para invisibilizar hechos y personajes solo porque no nos agradan, porque no concuerdan con nuestros gustos?, ¿quién nos nombró a los periodistas representantes de algún grupo social?, ¿es suficiente tener un título universitario para abrogarnos la representación de un grupo, una ciudad, un país?
Seguimos invisibilizando o minimizando a personas, grupos y hechos, la única diferencia es que el asunto ya no es solo contra las mujeres porque tal tema como problemática se ha vuelto bastante visible gracias a ellas, sino contra otros grupos y, muchas veces, pareciera que no nos damos cuenta

Si entre mis entrevistados dejan de aparecer “algunos nombres”, si entre los columnistas solo aparecen “de cierta tendencia”; si entre los artistas que destaco solo están algunos y no los del “populacho”; si mis fuentes siguen siendo más hombres que mujeres; si entre quienes hablan están más autoridades que ciudadanos; si cuando ocurre una tragedia solo recupero nombres y todo lo convierto en números; si la desgracia manda únicamente cuando lleva encima un alto número de víctimas; si cuando muere un artista que no era de mi agrado va a parar a breves, y un largo etcétera de las diferentes formas de discriminación que siguen existiendo hoy en 2016, solo que con otros justificativos

Existen, como se podrá advertir, varias formas de discriminar hoy, algunas más notorias y otras más sutiles, y hay una que es la más terrible: la invisibilización de personas y grupos que es el equivalente a: “Para mí no existes. Y si no estás en los medios, no estás en el mundo”.