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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Decisiones frente a la mala hora de la izquierda

Decisiones frente a la mala hora de la izquierda
El Gobierno de Bolivia se encuentra hoy frente a una encrucijada internacional: las administraciones de otros países que fueran hasta hace poco de corte izquierdista han comenzado a ser sustituidas por personas que jalan para el otro lado. Esto, naturalmente, no es del agrado del presidente Evo Morales, porque se va quedando solo en América Latina.

Ya no están el carisma ni la palabra de Hugo Chávez, el cáncer se lo llevó. Fidel Castro disfruta de su vejez mientras Cuba se abuena con Estados Unidos. Cristina Fernández dio paso a un Mauricio Macri que no solo viró hacia la derecha en Argentina, sino que no quiere ver ni en pintura a los izquierdistas y por ello hizo quitar sus cuadros de la Casa Rosada, mientras la expresidenta tiene el lodo de la corrupción encima. Por si todo ese panorama no fuera lo suficientemente catastrófico para la izquierda, a quien fuera presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, la acaban de sacar de su cargo con lo que han llamado algunos analistas golpe blando, una nueva forma de realizar golpes en democracia.

Al presidente Evo Morales no le gustó para nada lo que le hicieron a su homóloga de Brasil y, por ello, calificó tal acto como un "golpe parlamentario” y, como medida inmediata de protesta, convocó a su embajador en Brasil, José Kinn, quien asumió ese cargo hace poco tiempo.

Tomando en cuenta que en el mundo diplomático mandar a llamar a un Embajador implica, normalmente, que uno no está de acuerdo con lo que ocurre en el país en el que aquel cumple funciones, el mensaje de Evo Morales a Brasil fue claro, pero no necesariamente prudente.

Todo indica que Morales tendrá que elegir entre enguerrillarse con los mandatarios de los países que viraron hacia la derecha o tendrá que, como dicen en las calles, “tragar sapos” y seguir con las negociaciones para sacar adelante proyectos conjuntos y ventas grandes. Es, por donde se mire, una difícil decisión, sobre todo para personas que como el Mandatario boliviano parecen tan convencidas de que la izquierda es la solución para el mundo que, poco a poco, fue copado por los “imperialistas”.

Al respecto, el canciller brasileño, José Serra, que parece ser de pocas pulgas, reaccionó molesto y no se calló. Primero dijo que Venezuela, Ecuador y Bolivia se “dieron un tiro en el pie” al retirar a sus embajadores tras la destitución de Rousseff por parte del Senado de Brasil. Luego, desde China, indicó que Bolivia y Ecuador “tienen sus problemas internos, y una buena manera de distraer de ellos es referirse a la experiencia de Brasil”.

Dichas declaraciones del Canciller del vecino país no solo son fuertes, sino que demuestran que él no está dispuesto a callarse frente a lo que considere algún tipo de impertinencia, aun a costa de opinar sobre lo que ocurre en otros países como Bolivia, lo que en el mundo diplomático suele ser considerado como injerencia normalmente.

Tal vez lo que ocurre es que Serra es más político que diplomático y eso se puede verificar en su hoja de vida. Es ministro de Relaciones Exteriores de Brasil desde el 12 de mayo de 2016. Es miembro del Partido de la Social Democracia Brasileña. En las elecciones estatales de 2006 fue elegido gobernador del estado de Sao Paulo y ocupó cargos relevantes en su país como diputado, senador y ministro de Planificación y de Salud. Fue candidato a la presidencia de Brasil para las elecciones de 2002 y de 2010.

Pero, bueno, así están las cosas con todo el perjuicio que esto podría significar a la larga para Bolivia a nivel económico, porque hay negocios grandes que hacer con el vecino país vinculados a la venta de gas, entre otros importantes. Ojalá prime la prudencia a futuro.