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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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LOS HERMANOS CUIDAN Y VIVEN EN EL COLISEO GRÓVER SUÁREZ DE LA COSTANERA. AMBOS DESTACAN EN EL BALONCESTO.

Axel y Alejandro Veizaga, con pulso de campeones

Axel y Alejandro Veizaga, con pulso de campeones



Con esfuerzo, entrega, humildad y garra, los hermanos Axel (20 años) y Alejandro Veizaga (17) se consagraron campeones de la Liga Boliviana de Basquetbol (Libobasquet) con el club San Simón, el pasado mes tras superar en los Playoffs a Pichincha de Potosí.

Ambos son hijos de Rodolfo Veizaga, quien es un conocido fotógrafo del medio que motivó la práctica del deporte en sus hijos desde pequeños. Ahora el fruto salta a la vista y ambos jóvenes tienen un verdadero pulso de campeones.

El mayor (Axel) es bicampeón nacional con la UMSS tras conseguir el título frente a Vikingos de Tarija en 2015 y este año ante los potosinos.

“Hice realidad mi sueño al conquistar el título de la Libobasquet. Tuvimos varios tropiezos, pero supimos levantarnos hasta dar la vuelta olímpica”.

Fue parte de la Selección Nacional en diferentes categorías y esto le permitió conseguir experiencia en su juego.

Axel jugó en los Sudamericanos de Paraguay 2011, Uruguay en 2013 y ese mismo año en Trujillo, Perú. Además en Venezuela en 2016. Y descubrió el gusto por el baloncesto a los 12 años, tuvo que dejar de hacer goles en el fútbol (por cinco años) para ser uno de los mejores del país en el baloncesto.

Sin embargo, prefiere dar importancia a los estudios en Ingeniería Civil (segundo semestre) en la UMSS y combinar con el baloncesto para apoyar en el deporte a su hermano menor. Contó que admira al basquetbolista argentino Juan Pablo Vaulet, jugador de 20 años que ya fue su rival en dos campeonatos sudamericanos.

Su hermano menor Alejandro, logró dos título nacionales en el baloncesto el mes pasado. Se coronó campeón con San Simón en la Libobasquet y, un par de semanas después, conquistó el título del Campeonato Nacional U-18 que se desarrolló en Cochabamba.

Alejandro calificó este año como especial en su corta carrera deportiva.

“Logré uno de mis principales objetivos en esta disciplina y queremos seguir por el mismo camino en lo que resta del año”.

El menor de los Veizaga, admira al jugador norteamericano Kevin Wesley Love, de la NBA. “Espero conseguir un puesto como titular en el club San Simón y representar a Bolivia en un torneo sudamericano”.

Alejandro cursa el quinto de secundaria (prepromoción) y estudia en el colegio España. Además, tiene previsto ingresar a fin de año a la Séptima División del Ejército para cumplir con el servicio premilitar.

Ambos jugadores son una dorada realidad del baloncesto nacional. Tienen como un segundo padre al entrenador de la UMSS, Sandro Patiño.

Los hermanos viven y cuidan el coliseo 

La familia Veizaga, desde el 2000, vive y cuida el coliseo Gróver Suárez de la Costanera y ello permitió que sus hijos tengan un presente y futuro dorado en el baloncesto boliviano.

Sin embargo, para que los “chicos” se consoliden en esta disciplina tienen el apoyo y las recomendaciones de sus padres. Es una constante para que ambos puedan regalar alegrías al básquet cochabambino.

Gritos de apoyo, nervios a flor de piel, curar las heridas y un abrazo antes y después de los partidos son el alimento emocional para que los campeones crezcan cotidianamente en esta disciplina. Rodolfo Vaizaga y Esther Vargas (padres), manifestaron su orgullo y satisfacción por tener hijos que logren medallas para la región.

“Siempre le digo que deje lo mejor de él en la cancha y se cuide para terminar bien los partidos. Cuando no juega en Cochabamba, los llamamos al celular por la mañana para desearles éxito”, dijo la madre, quien atiende el kiosko que está en el interior del coliseo.

Según Esther, sus hijos eran hiperactivos y consideró necesario que ambos hagan alguna actividad deportiva para paliar toda esa energía.

El padre, (Rodolfo) es un fotógrafo que registra las imágenes de los deportistas que quieren llevarse un recuerdo de sus pruebas.

Con la cámara colgada en el cuello y la impresora en la mochila, Rodo tiene todo el equipo en las manos para que los deportistas tengan una imagen que estará guardada en un lugar privilegiado de sus corazones y sus colecciones.

Rodo se caracteriza por apoyar sin condiciones a sus hijos en las diferentes actividades que realizan, pero también espera que los resultados en las calificaciones no bajen.

“Siempre les dejé que practiquen lo que más les gusta. Soy el hincha número uno de mis hijos”, dijo orgulloso el padre. “Prefiero que estén dedicados al deporte antes que otras actividades que perjudican a los jóvenes”.

Los hermanos Axel y Alejandro tienen tres hermanos más que también gustan del baloncesto y el fútbol como aficionados. Daniel (22 años), Ariel (25) y Alberto (28) también son deportistas que pretenden dejar en alto el nombre de su familia.