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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 20:28

El repaso en la educación

El repaso en la educación
En los últimos días se ha estado hablando bastante sobre la función del repaso en el proceso de enseñanza-aprendizaje, sobre todo porque existen estudiantes que presentan un nivel muy bajo y, por ello, requieren con urgencia de clases de nivelación paralelas para que puedan alcanzar un nivel similar al de sus compañeros.

Por ello, vale la pena hacer algunas puntualizaciones sobre las ventajas del repaso en la educación. Primero, la educación hoy vale por la calidad y no la cantidad de los contenidos impartidos. Después de muy poco tiempo que no alcanza ni a meses, de acuerdo al cálculo de los psicólogos, uno tiende a olvidar aquellos contenidos que fueron activados sobre todo por la memoria. Pero la calidad implica tiempo y, sobre todo, procesos de repaso que permiten lo que en educación se denomina el anclaje en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Desde fines del siglo pasado se sabe que el repaso refuerza las redes neuronales creadas al aprender nuevos temas y, por el proceso de consolidación, sitúa la nueva información en la memoria a largo plazo.

Segundo, el repaso de lo aprendido permite que profesor y estudiante sigan construyendo sobre la base de aprendizajes que van quedando consolidados, lo que solo es posible de verificar y afianzar mediante el llamado repaso.

Tercero, hay formas de manejar el repaso que implican una menor pérdida de tiempo. Por ejemplo, si al verificar lo aprendido en la clase anterior se van incorporando contenidos nuevos.

Cuarto, es probable que, durante los repasos, los jóvenes de hoy se aburran y esto se debe, normalmente, a que los docentes no activan y combinan diferentes didácticas modernas que puedan movilizar al curso entero.

Si nos ponemos de acuerdo en que actualmente no se puede tratar a un grupo de estudiantes como se lo hacía hace 30 años, nos daremos cuenta de que hoy más que nunca la didáctica moderna es esencial porque es la única que nos puede garantizar que los educandos no se aburran.

En ese sentido, está aún en discusión si ayudaría, por ejemplo, pedir a los estudiantes que usen su smartphone y las redes sociales para avanzar contenidos en el aula. Al respecto, hay quienes están de acuerdo y quienes no, cada uno con sus respectivas argumentaciones.

En todo caso, hasta el sentido común nos dice que competir con la televisión, las redes sociales, el smartphone y hasta Pokémon Go no es fácil. ¿Qué tiene un profesor para ofrecer a sus estudiantes?, ¿qué puede hacer para que le “hagan caso”? No estamos en épocas en que fácilmente se podía controlar a un estudiante. Hoy, este puede mandar a rodar no solo al profesor y al director de su colegio al mismo tiempo, sino que ni los padres de familia tienen la suficiente autoridad sobre ellos, por lo menos no a la mala. En ese sentido, todo indica que el verdadero problema no es el proceso de repaso ni los estudiantes aburridos, sino los docentes que no terminan de darse cuenta de que quedaron fuera de cancha y que si quieren volver a esta, tendrán que asumir el reto de ser más “interesantes”.

Ser un docente “interesante” no solo pasa por la revisión del buen o mal humor que tenemos con respecto a todo lo que nos rodea, sino de cuán actualizados estamos con respecto al mundo de hoy. Muchas veces ocurre que los menos informados y más caducos en todo sentido son, precisamente, los profesores, sobre todo de colegio. El Ministerio de Educación ha realizado esfuerzos al respecto; aunque hasta ahora no se sabe con cuánto éxito en general, información que seguramente la hará conocer pronto.

En todo caso, la próxima vez que usted escuche decir a un profesor que la mayoría de los estudiantes reprobó por “burros”, “flojos” o “indisciplinados”, dígale que la culpa fue solo suya.