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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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ORLANDO COMPITIÓ CON ESPARTACO EN EEUU Y ARGENTINA

Dos amigos juntos “sin estribos”

Dos amigos juntos “sin estribos”



Cuando conoció a su caballo Espartaco, Orlando Rodríguez no arriesgaba ninguna ficha sobre ese animal con porte tímido. Su postura distaba a la de los equinos que presumen imponencia. Sin embargo, ocho años más tarde, aquel ejemplar de color cobrizo es uno de los mejores del país. La vida unió sus suertes y el jinete cochabambino también triunfó.

Orlando (25 años) es ingeniero electromecánico, se concibe como “perfeccionista”, tiene algunas cábalas y apunta a los Juegos Suramericanos de 2018.

P: ¿Qué es el hipismo para tí?

R: Pasión. Comencé a los siete años. Antes practicaba fútbol, natación, taekwondo, béisbol y voley, pero el apoyo y el incentivo de mi papá hicieron que me decida por la equitación.

P: ¿Qué disciplina sigues?

R: Entreno de martes a domingos, tres horas diarias. Actualmente estoy montando dos caballos, el mío y el de mi alumna. Realizo trabajos de soltura, elasticidad, reunión, fuerza, reacción, agilidad y sobre todo pongo corazón y pulmón. Soy mi propio entrenador ya que no tengo un profesional que me asista.

P: ¿Cuál es el valor que toman tus padres en el deporte?

R: En la mayor parte de mi carrera tuve apoyo de ellos, tanto económico como moral. Recibí consejos de mi padre para la compra de mis caballos. Mi mamá es mi fan número uno y es la persona que me tuvo fe. Ella me decía desde chiquito que sería el mejor jinete de todos.

P:¿Cómo te defines?

R: Perseverante, disciplinado, extremadamente perfeccionista y muy exigente conmigo mismo.

P: ¿En qué torneos estuviste?

R: En competencias nacionales y departamentales, estuve en casi todas desde que tengo 10 años. También representé a Bolivia en Argentina (2003, Campeonato Regional Salta) y Chile (2005, Campeonato Americano FEI). Competí en Wellington, Florida (EEUU), dos veces.

P: ¿Contemplas proyectos para Odesur y los Bolivarianos?

R: Quiero comprar un nuevo caballo del exterior y seguir entrenando fuerte, además de continuar especializándome con clínicas e instructores de afuera.

P: ¿Qué te motivó a elegir a tu equino actual?

R: Se llama Espartaco. Lo conocí hace ocho años en el criadero de Amandari, en Santa Cruz. A plena vista, se veía como un caballo chico y sin mucha musculatura, pero mi papá le tenía fe. Al montarlo no me sentí motivado ya que era flojo. Tras la insistencia de mi padre lo compramos. Ocho años después, es uno de los mejores caballos de Bolivia y se planta contra equinos de la Argentina, Chile, Francia y Alemania. En un principio, era muy asustadizo y pateador. Cada semana me sacaba de la montura por lo menos dos veces, rompía riendas y cinchas. Pero es increíble. Es el más valiente que conozco. Lo amo, es mi mejor amigo.

P: ¿Tienes algunas cábalas?

R: Antes de comenzar, me acomodo el casco, respiro tres veces, acaricio a mi caballo y hago unos pasos atrás.