Procurar ciudades resilientes, como respuesta de resistencia del sistema frente a procesos de transformación urbana e impactos por el cambio climático ante eventos extremos, es una tarea pendiente para alcanzar espacios urbanos más seguros y amigables, con requisitos subyacentes al proceso de planificación urbana, la teoría de la sustentabilidad y la ecología urbana.

Los recurrentes efectos del cambio climático frente a la urbanización generan amenazas de origen natural o socioecológico, provocando eventos catastróficos —inundaciones, movimientos sísmicos, olas de calor—, causando daños a la infraestructura y equipamientos estructuralmente vulnerables, impactando en la salubridad e incluso provocando desapariciones y muertes. Inciden también en el ámbito socioorganizacional y en la vinculación pública y privada, cuya intersección genera debilidad por interdependencia, por el interfaz en la ocupación de espacios, usos de suelo y actividades en el territorio. Esta situación demanda respuestas públicas eficientes y oportunas que minimicen los riesgos y aminoren las consecuencias.

Establecer patrones de crecimiento y planificación de ciudades, manejar biodiversidad urbana, abordar instrumentos de gestión, institucionalidad, gobernanza ambiental, ecología política y desarrollo de conflictos es ineludible, más allá de identificar elementos ecológicos que resultan insuficientes para la protección y conservación. Es preciso ahondar en políticas de ecología urbana, con serio análisis de los ecointereses, en claro conocimiento de que la respuesta a la crisis ecológica tiene carácter más político que científico.

El equilibrio de la ecología de los sistemas naturales y de la ecología urbana, visto por sociólogos de la escuela de Chicago, por los ecólogos de Park y Burgess a principios del siglo X, y por contemporáneos como Margalef, Benayas o Rueda, es la orientación que requieren las ciudades para ponderar problemas no resueltos frente a virtudes que representan recursos atractivos para la nueva dinámica de movilidad espacial.

Resulta imperativo implementar infraestructura ecológica, responsiva, flexible, con diversidad tecnológica, adicional a la planificación urbana. Manejo de áreas verdes, uso recreativo de zonas inundables, administración de espacios públicos degradados, utilización alternativa de flujos de agua, techos verdes enfocados hacia el bienestar social son parte de la solución para alentar ciudades más resilientes frente al cambio climático.