Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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DESDE EL CUARTO PROPIO

Mujeres “negras”

Mujeres “negras”
A pesar de los múltiples avances normativos a nivel internacional y nacional, el racismo continúa siendo una realidad que se ensaña, de manera más perversa, con los cuerpos de las mujeres negras.

Esta no es una situación diferente en Bolivia, donde aparentemente se trata de un grupo poblacional reducido. El Censo Nacional de Población y Vivienda del 2012 registró una población de aproximadamente 11 mil mujeres afrobolivianas, es decir el 47 por ciento de ese grupo. Resalto lo aparente, porque se ha identificado un importante subregistro que responde a las diversas otras identidades que confluyen en ese grupo (indígena, originario, intercultural o campesino).

El 25 de julio, declarado Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente, es, como casi todas las fechas de conmemoración, una jornada para recordar las múltiples discriminaciones que confluyen en sus cuerpos y las tareas que quedan por delante para transformar sus condiciones de vida.

El racismo, en articulación cómplice con el patriarcado, hace más difícil la tarea: las mujeres afrodescendientes tienen los índices más altos de pobreza. Su participación en el mercado laboral se encuentra en áreas de mayor precariedad, como en el servicio doméstico, obreras agrícolas, artesanas, peluqueras y otras, percibiendo menores ingresos que sus pares blancas. Solo tres de las 76 mujeres de la Asamblea Legislativa Plurinacional son afrodescendientes, y no están vinculadas orgánicamente con el movimiento afroboliviano.

Hoy se hacen visibles las mujeres afros, recordándonos que debemos trabajar de manera conjunta Estado y sociedad civil, para mejorar sus condiciones de vida, las materiales y las simbólicas; combatir los prejuicios arraigados en nuestra sociedad y que se transmiten por los medios de comunicación y las redes sociales.

Hay que combatir especialmente las ideas negativas que presentan imágenes hipererotizadas de las mujeres afrodescendientes, insistiendo en que ellas son “calientes” y que están disponibles para satisfacer las necesidades de los hombres, prejuicio que pervive a pesar de los avances en leyes que las ubican en situaciones de mayor vulnerabilidad frente a la violencia, la sexual particularmente.

Hoy recordamos a Ana Medina, mujer afroboliviana víctima de feminicidio, por cuya muerte demandamos justicia.