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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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Las enseñanzas de las personas con discapacidad

Las enseñanzas de las personas con discapacidad
El fin de semana, las últimas personas con discapacidad, que aún quedaban en la sede de Gobierno del grupo que llegó hasta La Paz el 25 de abril para reclamar por un bono de 500 bolivianos, alistaban sus cosas para marcharse sin haber logrado tal beneficio; aunque sí una lista de 42 promesas.

El martes 26 de enero, hace casi seis meses, estas personas iniciaron en las puertas de la Gobernación de Cochabamba una medida de presión que tardó en ser visible hasta que comenzaron a desplegar una estrategia de medidas de presión que llamaron la atención por la novedad, además de peligrosidad. Con la ayuda de cuerdas, colgaron sus sillas de ruedas de puentes, con discapacitado incluido; se arrastraron en medio de las calles; se enterraron; se desnudaron en pleno invierno; durmieron en una de las avenidas de alta velocidad de Cochabamba.

Si bien es cierto que se fueron sin su bono de 500 bolivianos, dejaron enseñanzas en quienes vimos su periplo día tras día.

La primera enseñanza que dejaron fue la fortaleza que tienen las personas con discapacidad. No se trata de un dato menor, todo lo contrario, porque quienes estamos cerca de ellas normalmente pensamos en que debemos ayudarles en todo ya que, de lo contrario, no podrán hacer nada por su cuenta porque son débiles. Falso. Pueden con el clima; pueden con el hambre; pueden con los gases lacrimógenos; pueden con el miedo a las alturas; pueden con el temor a las armas; pueden desnudas con el invierno.

La segunda enseñanza es la de la perseverancia que tienen quienes llevaron adelante una de las protestas más largas que Bolivia haya conocido en su historia reciente: casi seis meses en demanda de un bono y ser recibidos por el Presidente. Seguramente nadie esperó tanto por él como las personas con discapacidad.

La tercera enseñanza es la de la valentía de quien no puede correr cuando es reprimido porque no tiene movilidad en los pies y, pese a ello, se encuentra al centro de una batalla contra los policías; de quien no puede ver, pero tiene la voz para gritar por aquello que cree justo.

La cuarta enseñanza es que no solo son iguales, sino hasta más a la hora de reclamar por lo que creen justo para vivir dignamente. Eso significó, al final de cuentas, estar tantos meses en la calle pidiendo a viva voz lo que día tras día les fue negado.

Se trata de importantes enseñanzas para la sociedad porque más allá del discurso en pos de igualdad, la verdad es que siempre tendemos a verlas como débiles, indefensas, prestas a contraer cualquier enfermedad si están un poco desabrigadas o al borde de la muerte si hacen un esfuerzo mayor al esperado. No había sido así, señores, las personas con discapacidad gozan, en realidad, de buena salud, por lo menos la suficiente para reclamar y llevar adelante una larguísima protesta que seguramente otro sector no hubiese jamás realizado en el país.

Y sus enseñanzas están quedando también en la memoria de los jóvenes que hicieron carne de su reclamo en canciones y una serie de mensajes de todo tipo que circularon en las redes sociales.

A pesar de esas demostraciones ciudadanas, lo cierto es que, como sociedad, aún nos queda mucho trecho que andar en el trato cotidiano que damos a las personas con discapacidad, empezando por las autoridades que en este conflicto mostraron su peor rostro.

Por todo ello, a las personas con discapacidad hay que decirles que su lucha no fue en vano. Habrá un antes y un después de su reclamo. Nunca más las y los bolivianos podremos volver a verlas como seres débiles porque no lo son y lo demostraron. No solo eso, a diferencia de la fugacidad, volatilidad y miedos con los que está signada nuestra época, demostraron que están hechas de una larga paciencia y perseverancia.