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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Estados Unidos reabre las heridas de la violencia racial

Estados Unidos reabre las heridas de la violencia racial

Dos relatos mostraban ayer dos tremendas realidades que son una sola. Un canal de televisión ofrecía primero el sollozo en vivo y en directo de un ex agente de policía retirado, incapaz de contener las lágrimas por sus compañeros brutalmente asesinados en Dallas. Segundos después, la conexión en directo daba voz a los familiares de Alton Sterling, muerto de dos disparos de agentes cuando ya había sido reducido y yacía en el suelo. Sus allegados combinaban la exigencia de justicia con una firme condena del ataque de Texas. La tensión racial, mezclada cual cóctel explosivo con el fácil acceso a las armas de fuego, ha vuelto a alimentar esta semana una espiral de violencia que los estadounidenses temen no poder frenar.
Las reacciones de impotencia se sucedían ayer. Primero, la condena del presidente Obama. Después, la red social Twitter se convertía en un clamor al que sumaban deportistas como el afroamericano LeBron James, icono del baloncesto nacional, y Lady Gaga, Justin Timberlake, Demi Lobato y John Legend, entre otros famosos. Llamadas a la unidad, a la paz y a que «la violencia nunca es el camino», en un desesperado intento por evitar más muertes inútiles.
Como si se hubieran abierto en canal heridas nunca cerradas, los últimos años han supuesto un indiscutible rebrote de la violencia racial. Aunque en el fondo late la realidad de un país que en buena parte sigue segregado, la muerte de Michael Brown en Ferguson, en agosto de 2014, marca para muchos el origen de una nueva ola de unos enfrentamientos, por su impacto nacional e internacional. Entre los excesos policiales, nunca resueltos, y el rechazo creciente de la comunidad afroamericana a reconocer a la Justicia y la Policía. Chicago, afectada por numerosas muertes violentas de negros, se erige como símbolo de un problema está enquistado. Hace unos meses, la Fiscal General, Loretta Lynch, abrió una investigación de su Policía por abuso continuado.
La oleada de protestas que se desató en todo el país cuando el agente Darren Wilson mató de seis disparos al joven Brown, de 18 años, fue la semilla de una tensión que se mantiene viva. A ello contribuyó que el policía no fuera imputado por el gran jurado, pese a su renuncia a seguir vistiendo el uniforme.
Diferentes puntos de vista
El cuestionamiento del respeto a los derechos humanos de la comunidad negra por parte de un sector de la Policía, que había llevado en 2013 al nacimiento de “Lives Black Matter”, consolidó un año más tarde un movimiento nacional que realiza campañas contra la violencia hacia las personas negras. Además de organizar protestas, como la que fue interrumpida el jueves por el pistolero de Dallas, promueve reivindicaciones para hacer frente a «la brutalidad policial y la desigualdad racial en el sistema de justicia penal de los Estados Unidos». Así reza en sus principios fundacionales. Para algunos ha supuesto una revitalización de la lucha por los derechos civiles de los años 60 y 70. Las encuestas avalan su consolidación. Ocho de cada diez negros creen que la cuestión racial es problema que «no resuelto y requiere un debate». Aproximadamente cuatro de cada diez de los blancos respaldan esta tesis.
La realidad es que la protesta racial ya es noticia frecuente y no sólo en manifestaciones populares. Este año, estuvo presente también en dos de los acontecimientos más importantes del año en el país del espectáculo. En febrero, por primera vez, un grupo de manifestantes en favor de los derechos de los negros se concentró a las puertas del Dolby Theater, junto a la alfombra roja. La reivindicación fue reforzada con la ausencia en la gala de algunos directores y actores afroamericanos, como Spike Lee, Will Smith y su mujer, Jada Pinkett, que cuestionaban la ausencia casi total de premiados de la comunidad negra.
Tan sólo unas semanas antes, Beyoncé había alimentado la polémica en la Super Bowl, la final de fútbol americano, que siguen cada año más de cien millones de personas por televisión. Durante su actuación, en la que presentaba su último tema, “Formation”, la cantante cantó y bailó con una coreografía revolucionaria que recordaba al activismo radical negro de los años 60. No ha sido la única vez que la autocalificada de luchadora por los derechos de los afroamericanos se presenta con una imagen muy similar a la de los «Panteras Negras», que llegó a ser considerado grupo terrorista por la Administración estadounidense en los años 60.

La política entra en juego

Su reflejo en la política no hace sino evidenciar los problemas de una sociedad tremendamente polarizada. Tras el ataque de Dallas, el presidente Obama recibió ayer críticas por cuestionar el día anterior la abusiva actuación de un sector de la Policía. El presidente parece encerrado entre dos fuegos. Para unos, sectores minoritarios de la sociedad estadounidense aún no han digerido que un afroamericano presida Estados Unidos; para otros, el presidente llamado a normalizar un país aquejado por la desigualdad racial ha fracasado en su intento de proteger a las minorías. El gobernador de Minesota, el demócrata Mark Dayton, aún fue más explícito, cuando al referirse a la muerte de Philando Castile a manos de un agente en Mineápolis, afirmó con rotundidad que «este tipo de racismo existe», y se preguntó: «Si hubiera sido blanco, ¿hubiera pasado lo mismo?». Y se respondió: «No creo que hubiera pasado».
Entre los dos presuntos candidatos a la presidencia, la demócrata Hillary Clinton se ha movido estos días en la denuncia y la petición de justicia ante los tres sucesos, tanto la muerte de los dos afroamericanos como la de los policías, sobre los que ayer fue más sensible: «Estoy afligida por los agentes fallecidos, cuando cumplían con el sagrado deber de proteger a los manifestantes, por sus familias y por todos quienes sirven a la sociedad»

La reacción de Clinton contrasta con la de Donald Trump, que se ha centrado exclusivamente en la muerte de los policías en Dallas. El magnate aprovechó para reclamar que «vuelva el imperio de la ley y el orden», además de calificarlo de «ataque contra nuestro país».