Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 13:31

BEATRIZ, LA HIJA MENOR, RECIENTEMENTE FUE ELEGIDA PREDILECTA DE LOS CAPORALES SAN SIMÓN FILIAL SAO PAULO.

Pereira Campero, una familia que difunde y disfruta del caporal

Pereira Campero, una familia que difunde y disfruta del caporal



Beatriz Pereira Campero no puede contener las lágrimas al recordar la primera vez que con apenas 13 años bailó la danza del caporal en la fiesta de la Virgen de Urcupiña en Bolivia, en la festividad folclórica que se realiza cada agosto en Quillacollo, Cochabamba.

“Cuando te encuentras entre un millón de bailarines, en medio de graderías repletas de personas, ves a los espectadores sonriendo, aplaudiendo. Ahí fue que, con toda aquella emoción, vi lo que es bailar, amar el folclore y la cultura… Cuando se acaba el recorrido, la gente va directo para la Iglesia, todo el mundo se saca el sombrero y entra de rodillas. Es cuando todo cae encima de uno y entiende que el esfuerzo de bailar durante seis horas o más no fue nada. Es en ese momento que uno ve a la Virgen y se sorprende por estar viva, por estar aquí, por cuidar de uno”.

Emocionada y ante la mirada de sus padres y hermana mayor (quienes también intentan contener las lágrimas), Beatriz narra cada detalle de esta experiencia que marcó su vida. Porque es a partir de ese instante que Bia (como la llaman con cariño) se apasionó desde el alma. Comprendió que la danza del caporal era más que una práctica y movimiento corporal, que significa identidad, devoción y vida. Cuando entró de rodillas a la Iglesia a saludar a la Virgen de Urcupiña, afirma que sintió más que nunca que Bolivia también corre por sus venas.

DEMOSTRACIÓN Ese reconocimiento y amor por la cultura boliviana fue lo que demostró la noche del 6 de junio pasado en el evento que los Caporales San Simón, filial Sao Paulo, eligieron a su predilecta 2016.

En el escenario, la precisión, carisma y prestancia con la que interpretaba cada paso de su coreografía, motivaron al jurado a que otorgue la mejor calificación para Bia.

Con apenas 15 años y siendo la más joven de las participantes, se coronó como la ganadora y el público le brindó un merecido reconocimiento aplaudiendo de manera efusiva.

RUMBO A BRASIL Franz Campero, padre de la nueva predilecta, la abrazó cuando ella descendió del escenario. Fue un inolvidable instante que recordará toda su vida, como hace más de 40 años cuando emocionado abrazó a sus padres pero no como felicitación, sino como despedida antes de subir al tren que le llevaría a Brasil, donde forjó su destino y donde ya le esperaba su nueva familia, su esposa Ivanilde y sus dos hijas Amanda y Beatriz.

Dejó una posible carrera de futbolista profesional en el equipo emblemático de San José de la ciudad minera de Oruro para estudiar medicina en Natal, ciudad de Río Grande del Norte, gracias a un convenio de intercambio cultural existente entre Bolivia y Brasil. Después de muchos años vio nuevamente al equipo de sus amores encabezado por un extraordinario jugador como fue el argentino José Daniel Valencia, empatar a un tanto con el grande Sao Paulo en el estadio Morumbí por la Copa Libertadores de América, tal vez alguna lágrima también se hizo presente aquella noche de 1992.

Pero su pasión por la pelota no paró, por el contrario fue una actividad deportiva que le sirvió para cosechar muchas amistades, entre ellas de otros bolivianos, la mayoría médicos que se formaron también en este país, el gigante de Sudamérica.

Se reunían cada fin de semana y conformaron un equipo integrado por exfutbolistas profesionales y consiguieron varios campeonatos organizados por la comunidad boliviana. Después de los varios encuentros, las familias confraternizaban a través de la comida, la música y las danzas bolivianas.

La mejor profesora de portugués fue Ivanilde, su esposa, a quien conoció en el primer trabajo que tuvo en la ciudad de Sao Paulo en 1985. En el hospital, ella era telefonista y en medio de palabras misturadas, entre portugués y español, creció una amistad que después se convirtió en una historia de amor que dura hasta ahora. Ivanilde indica que, poco a poco, le iba enseñando pero que ahora “fala muito bem”.

OTRA PREDILECTA Amanda, quien es la hija mayor de la familia, anteriormente también fue elegida predilecta de San Simón. Desde muy pequeña, ella fue quien primero abrazó la cultura boliviana.

Incentivada por su padre comenzó a aprender a bailar en el Ballet Folclórico Boliviano que dirige Hugo Villarroel, posteriormente entraría a San Simón cuando Karina Miranda, Kathia Camacho, Kathia Modesta, Reginaldo Peredo, Claudia Camacho, Fernando Delgadillo, y Fernando Montero Donitzete Benevides fundaron la filial en Sao Paulo, el 22 de noviembre de 2007.

Caporales San Simón es toda una institución cultural que tiene filiales en varios países del mundo, entre los más importantes está Estados Unidos, Argentina, España y ahora Brasil. Se constituye en una diáspora cultural migratoria a través de la danza y brinda la posibilidad, como en el caso de Amanda y Beatriz, de reafirmar su identidad al vivir la experiencia de bailar en suelo boliviano.

Actualmente Beatriz se prepara para la elección, en la cual todas las agrupaciones de danza boliviana que existen en Sao Paulo eligen a su única soberana en miras al principal evento folclórico que la comunidad boliviana celebra en el mes de agosto en conmemoración a las vírgenes de Copacabana y Urcupiña y a las fiestas patrias, evento que se realiza en el Memorial de América Latina.

El breve relato de la familia Pereira Campero es un ejemplo de esas historias extraordinarias resultado de una elección definitiva como la que tomó Franz, cuando con apenas veinte años decidió emigrar a Brasil en busca de un mejor destino dejando a sus padres, hermanos y amigos. Sin embargo, ahora rodeado de las tres hermosas mujeres que constituyen su familia, apasionadas además de su cultura, no tiene duda que su decisión fue la correcta.