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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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DESDE EL CUARTO PROPIO

El mito del amor romántico

El mito del amor romántico
Desde la niñez y con el soporte de una maquinaria cultural muy potente (cuentos de hadas y juegos infantiles), a las mujeres se nos ha socializado para esperar y buscar al único y verdadero amor; aquel que nos hace puras y dignas, nos hace sentir elegidas por el "príncipe azul", nos da status social, nos hace sentir plenas y completas

En nombre de ese amor, las mujeres soportamos humillaciones, hechos de violencia, infidelidades, deslealtades. Sacrificamos nuestras libertades y nuestros sueños, y encima nos jactamos de ello. El amor romántico ha sido identificado como una de las herramientas patriarcales más efectivas de control de las mujeres. Mientras más amas, más te sacrificas por ese amor, mayor valor tienes

El costo de ese ideal de amor es la dependencia emocional que las mujeres desarrollamos con relación a nuestras parejas, que en un inicio se muestran como el príncipe encantado y que luego se convierten en el ogro del cuento; ejercen violencia y control, basándose en un esquema que entiende que las mujeres son su propiedad privada, que responden con sumisión y obediencia; y asumen que la violencia es la forma de lidiar con los conflictos

Es fundamental, para encarar verdaderos proceso de transformación social, que las relaciones de pareja se basen en el respeto, el buen trato, las libertades y la igualdad. Hay que empoderar a las mujeres para disminuir su dependencia emocional —y muchas veces económica—, desarrollar múltiples y nuevos esquemas de relaciones amorosas y, al mismo tiempo, enseñar a los hombres a gestionar de otras maneras las frustraciones, las tensiones, la ira o el miedo, que desencadenan actitudes de violencia

Amar es hermoso cuando esto permite el crecimiento personal, el disfrute de las libertades. Pero la lógica del sacrificio, en el caso de las mujeres, y la de control y “protección” como expresión de amor, en el de los hombres, nos plantean el desafío de promover nuevas masculinidades con formas diferentes y alternativas de encarar emociones, controlar la ira, impotencia, rabia y miedo; y comprender que las mujeres no somos objetos personales

La lucha contra la violencia requiere leyes que deben estar acompañadas de cambios culturales en nuestras estructuras emocionales, cambios que permitan romper con los tradicionales modelos binarios de femenino y masculino, y con el mito del amor romántico.