Opinión Bolivia

  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
  • Actualizado 07:25

Nueva arma electoral en EEUU

Nueva arma electoral en EEUU
La masacre en la discoteca Pulse de Orlando se ha convertido en un nuevo ingrediente de la campaña electoral en Estados Unidos y reaviva el debate acerca de las políticas migratorias y el control de las armas, a pocos meses de los comicios presidenciales fijados para noviembre de este año.

Ni bien pasaron unas horas de ese ataque, perpetrado la madrugada del domingo pasado, el virtual candidato del Partido Republicano, Donald Trump, aprovechó la ocasión para recordar a sus rivales y al electorado que él tiene una férrea oposición al ingreso de migrantes provenientes de países musulmanes.

El suceso, que dejó medio centenar de muertos y otros tantos heridos, le venía como anillo al dedo a Trump. Decía que los hechos le daban la razón, mucho más cuando se divulgaba la identidad del autor de la masacre: Omar Saddiqui Mateen, hijo de una pareja de migrantes afganos, que utilizó dos armas de fuego en el ataque y que antes de los disparos juró su lealtad al grupo radical Estado Islámico o Isis.

Al mismo tiempo, surgió otro dato que podría debilitar de alguna manera su postura: Mateen nació en Estados Unidos. Además, la mayoría de las víctimas de la matanza en la discoteca Pulse era latina, miembros de otra comunidad a la que el multimillonario tiene en la mira.

La reacción inicial en el otro bando fue, más bien, cautelosa. Hillary Clinton, quien aspira a llegar a la Casa Blanca por el Partido Demócrata, mandó mensajes de solidaridad y apoyo a la comunidad gay, a la que pertenecían las víctimas, y abogó por la prohibición de acceso a las armas a terroristas y criminales.

Trump, en cambio, prosiguió con sus ataques, criticó al presidente Barack Obama y a Clinton porque ninguno de los dos utilizó los términos “islam radical” para referirse a los sucesos de Orlando. Es más, demandó la renuncia de Obama y que ella abandone la campaña porque, según el magnate, no son lo suficientemente duros con los radicales.

Los hechos de Orlando volvieron a poner sobre la mesa del debate el tema del control de armas de fuego, una de las promesas electorales de Obama, en 2009, que no pudo conseguir el aval republicano en el Congreso estadounidense. Un nuevo intento fue impulsado el pasado lunes por senadores demócratas que presentaron un proyecto de ley.

Este tema también fue aprovechado por Trump, quien ha dicho que la tragedia de la discoteca se pudo haber evitado si las víctimas que estaban dentro del local de diversión hubieran portado sus propias armas.

¿A quién favorecerá o perjudicará la masacre? Es una pregunta que todavía no tiene respuesta, pero es seguro que será parte de la campaña.

Analistas como Julian Zelizer, historiador de la Universidad de Princeton, consideran que Trump continuará su arremetida contra la migración proveniente sobre todo de países musulmanes. En cambio, Clinton podría emprender una cruzada para poner en duda la capacidad de su rival para la toma de decisiones en momento de crisis, tomando en cuenta su temperamento.

El historiador le dijo al diario español El País que no es raro que se llegue a politizar un tema como el terrorismo, pero lo usual es que pasen al menos días o semanas del atentado para que eso suceda; aunque “Trump lo acelera todo”.

Los perfiles de ambos son disímiles. Se parecen, quizás, solo en la edad: ella tiene 68 años y él, 69. Clinton es conocida por su larga trayectoria política, su actitud reflexiva y sus reparos frente a los riesgos innecesarios. Fue Primera Dama de su marido Bill Clinton; también ocupó la Secretaría de Estado y fue senadora. En cambio, Trump es un empresario inmobiliario exitoso, actúa por instinto y tiene facilidad para insultar a quien cree que ataca. Es nuevo en la arena política, pero es dueño de “ese algo” que ha cautivado a millones de estadounidenses que votarán por él.