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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Las jugosas jugadas chinas

Las jugosas jugadas chinas
Las empresas chinas no se van por las ramas cuando se trata de invertir. La economía del gigante asiático no solo ha puesto los ojos sobre los negocios en rubros considerados tradicionales como la construcción, agricultura, telecomunicaciones o energía; también el deporte está entre sus jugosos intereses.

Hace unos días, la cadena de equipos electrónicos Suning anunció la compra del 70 por ciento del renombrado club de fútbol italiano Inter de Milán. Para ello, tuvo que pagar 270 millones de euros (unos 302 millones de dólares), la mayor inversión hecha por una compañía china en el fútbol europeo.

No es novedoso saber de ese tipo de inversiones chinas relacionadas con el balompié. Hace aproximadamente medio año, un consorcio desembolsó 400 millones de dólares por el 13 por ciento del club inglés Manchester United.

A inicios del año pasado, el 20 por ciento del español Atlético Madrid fue adquirido por el grupo empresarial Dalian Wanda, de propiedad del magnate chino Wang Jianli. La compañía fabricante de juguetes y videojuegos Rastar es dueña del 54 por ciento del club Espanyol de Barcelona.

A eso se suma la contratación de jugadores de trayectoria en el fútbol europeo como son los casos de Ezequiel Lavezzi, Gervinho, Luis Fabiano, Asamoah Gyan, Fredy Guarín y otros. Uno de los más recientes es el camerunés Touré Yaya, a quien le ofrecieron un ingreso de 40 millones de euros por temporada.

Esos son algunos botones de muestra de la visión empresarial china que tiene fijados sus intereses en el fútbol como inversión, también para incentivar la práctica de ese deporte en China y hacer de este país una potencia mundial, tal como lo anunciaba hace un tiempo el propio presidente chino Xi Jinping.

Ese repaso a las inversiones en el fútbol nos permite refrescar la memoria y volcar la mirada hacia el resto de los emprendimientos económicos en los que están enfrascados los empresarios asiáticos en el mundo desde hace décadas.

La fuerza de la economía asiática también gana terreno en Estados Unidos. Se calcula que este 2016 las inversiones podrían alcanzar la suma de 30.000 millones de dólares en inversión directa; cifra que duplicaría los registros del año pasado. Unas 1.900 empresas chinas se han instalado en suelo estadounidense, y dan empleo a unas 90 mil personas.

Si bien la crisis económica que azota al mundo afectaría al volumen del comercio, las inversiones chinas en América Latina tienen mucho potencial, dicen los analistas.

A finales de 2015, se advertía que China desplazaba a Estados Unidos en los países latinoamericanos, porque las inversiones chinas en esta parte del mundo registraban en 2014 un incremento del 71 por ciento; las estadounidenses disminuyeron en 20 por ciento desde 2011.

En aquella ocasión, el primer ministro chino Li Kegiang decía que su país cuenta con la capacidad de fabricar equipos y tecnología integrada a precios competitivos para atender la demanda de expansión de infraestructura e industrialización de América Latina.

Habrá que ver de aquí a poco tiempo de qué manera la presencia china en el deporte influye, porque, en realidad, las inversiones chinas hoy están en diversos negocios, desde energía, construcción, agricultura e innovación tecnológica. Sobre esta base ha firmado acuerdos con varios países latinoamericanos, entre ellos por ejemplo Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Chile, Panamá, Perú, Nicaragua y Venezuela.

Y no todo es una taza de leche cuando los chinos entran en acción porque muchas veces comienzan a llover las acusaciones de explotación laboral. Probablemente, esa sea una de las consecuencias de estas inversiones, hacer mucho dinero a costa de los demás, pero siempre y cuando las autoridades de los países receptores se los permitan.