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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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RADICAL LIBRE

Los comisarios de hoy

Los comisarios de hoy
La historia de nuestra democracia contemporánea comenzó con una tragedia: la hiperinflación causada por la imposibilidad de pagar la deuda externa contraída por la dictadura; la caída de los precios internacionales de minerales; la pésima política monetaria y el consiguiente y abrumador déficit fiscal. Sin embargo, la solución a esa tragedia fue encarada con una extraordinaria madurez política (la renuncia del Presidente y la convocatoria a elecciones anticipadas), para salvar lo sustancial del bien común: la democracia. El presidente Siles Zuazo enfrentó la tragedia ampliando la democracia, no reprimiendo la libertad.

Hoy, en cambio, nuestra historia está comenzando a repetir como farsa lo que comenzó como tragedia. Algunos datos de nuestra economía —no se cambió la matriz productiva, el agotamiento del extractivismo, el fomento del capital especulativo— así lo anuncian. Otros hechos de nuestra vida social —la compra gubernamental de los movimientos sociales, la profunda corrupción de lo que se llamó la reserva moral, la penetración del narcotráfico, el contrabando cotidiano— así lo prueban. Pero el punto de quiebre llega cuando la virtud seductora de vivir bien para trascender la condición colonial se revela como impostura.

Y el régimen enfrenta una encrucijada: o transita por el desprecio y la represión al pueblo que lo elevó, o trabaja para depurarse y dejar siquiera una imagen honorable.

Hay, claro, represiones y represiones; hasta en la brutalidad hay matices. Policías que gasifican a discapacitados mientras un monarca mira el fútbol; fiscales que encarcelan a opositores o denunciantes mientras el otro monarca sermonea a niños de escuela; comisarios que amenazan a intelectuales, académicos y periodistas. Porque cuando un régimen opta por el despotismo sabe que ha ingresado irreversiblemente en la historia como farsa.

Nuestra primera democracia fue una tragedia. Esta es una farsa. Pero hasta una farsa necesita sus lacayos. La historia de la libertad durante el siglo XX los denominó comisarios.

Aquellos que pretenden descalificar las opiniones con mentiras; aquellos que intentan atemorizar las denuncias con amenazas; aquellos que procuran maquillar su oportunismo de siempre amarrando los huatos del monarca de turno. Hablamos de los ramón rocha monroy de hoy.