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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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La marca de Cochabamba

La marca de Cochabamba
Los empresarios de Cochabamba apretan el acelerador en uno de sus últimos afanes: darle a la Llajta una identidad que se vea encarnada en una marca que, esperan, esté construida para las festividades del 14 de septiembre de este año. Para tal efecto, ya está trabajando en esta ciudad el colombiano Gerardo Arboleda Salazar, y su principal herramienta es el marketing territorial.

Hay quienes atribuyen el nacimiento del marketing territorial a la década de los 80 en Europa. Sin embargo, fue con la paulatina consolidación de la globalización que adquirió más utilidad y sentido por cuanto las autoridades y habitantes de las ciudades se dieron cuenta de la necesidad de diferenciarse a partir de sus fortalezas para salir a la conquista de sus propios habitantes, luego de los turistas hasta llegar a los inversionistas.

Una vez que una ciudad identifica, con la ayuda de especialistas en marketing, sus potencialidades, las convierte en una identidad acompañada por una marca y los ejemplos abundan hoy en el mundo, desde los más conocidos en América Latina como “Colombia, el riesgo es que te quieras quedar” hasta “I love New York”.

Por ello, el fin último del plan de marketing territorial consiste en plasmar acciones que sirvan como guía para identificar atributos, establecer estrategias y así tomar decisiones que contribuyan al bienestar social y económico de los habitantes de un territorio.

¿Usted sabe cuáles son las fortalezas de Cochabamba? Bueno, Gerardo Arboleda está tratando de encontrar las respuestas mediante un proyecto en el que uno de los primeros pasos es la realización de un diagnóstico sobre cómo anda Cochabamba en varios aspectos. Para tal efecto, han sido activados grupos focales que luego darán paso a talleres, a fin de que sean las y los cochabambinos los que construyan tal identidad que luego será traducida en una marca con la ayuda de creativos.

Sin embargo, ninguna identidad podría ser asumida como tal y menos un conjunto de fortalezas si es que entre todos no trabajamos en Cochabamba para ir dando soluciones a todo aquello que afea la ciudad o se convierte en un problema por resolver: el caótico transporte; el avance de las comerciantes en calles y aceras; la contaminación de la ciudad; la falta de agua potable; la falta de trabajo y programas de rehabilitación para quienes se drogan y mendigan en las calles de la ciudad, entre otros varios problemas.

Y es que cuando se trata de identidad, lo primero que se advierte desde, incluso, la comunicación corporativa es que tiene que existir coherencia entre lo que uno es y lo que ofrece como imagen por cuanto cualquier contradicción podría ser advertida por el habitante o visitante de una ciudad.

En ese sentido, no estaría demás que el proyecto en el que ahora andan embarcados los empresarios, con el visto bueno de la Alcaldía y ojalá también de la Gobernación, sea acompañado por una serie de medidas que hagan posible darle futuro a la identidad y marca construidos para septiembre.

Una de las características de las ciudades que han construido una identidad con su marca correspondiente es que han sabido transformar espacios completos. Ahí tenemos como ejemplo lo que hizo Buenos Aires con el barrio Puerto Madero, el que después de haber sido en verdad un puerto pasó al abandono durante décadas hasta convertirse en lo que es hoy: una de las zonas más visitadas por propios y extraños. De hecho, los fines de semana la fisonomía del barrio cambia completamente por la gran cantidad de turistas y vecinos de la ciudad que recorren sus calles, y sus amplios y modernos parques.

No queda más que desear que en la construcción de identidad y marca asumida no solo se tomen en cuenta aspectos superficiales de una cultura, sino aquellos que están tras la piel y carne de los que laten en Cochabamba.