Opinión Bolivia

  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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OJO DE  VIDRIO

Papelito para Cayo Mesa

Papelito para Cayo Mesa
La capitalización en el período 1993 - 1997 no hubiera tenido el éxito que tuvo, incluso en numerosos izquierdistas, sin la intervención de Carlos D. Mesa, quien era criterio de verdad cuando te explicaba, gulp, qué había querido decir cada noticia. No hubo actitud más obsecuente con el desmantelamiento del Estado boliviano que la de esos informativos conducidos por Mesa.

Por esos días, Mesa, productor junto a PAT, estrenó la película “Jonás y la Ballena Rosada”, dirigida por Juan Carlos Valdivia, sobre una novela de mi buen amigo José Wolfango Montes Vanucci, y a la premiere asistió el Ejecutivo en pleno, presidido por el presidente Goni, el cuerpo diplomático, los tres órganos del Estado e invitados ilustres. En suma, la nobleza, el clero, que no el pueblo llano, porque afuera el país se llenaba de protestas contra la capitalización: marchas, bloqueos, incendio de llantas, represión a los cocaleros en pie. Era como en los tiempos de Tiberio y así lo escribí en un “Ojo de Vidrio” que se tituló “Cayo Mesa y la Ballena Rosada”. Poco menos que decía que, en tiempos de Tiberio, la flor y nata del imperio había ido al estreno de “La Ballena Rosada”, de Cayo Mesa. No importaba que afuera los cristianos fueran echados a los leones o que Roma se incendiara (en realidad la incendió Nerón) o que la gente de las colonias protestara si allá estaba la crema de la crema y aplaudían al gran Cayo Mesa.

Por la mañanita, los diputados leyeron la columna, la recortaron, la fotocopiaron y la dejaron en cada uno de los escritorios de senadores y diputados. Alguien hizo una ampliación de la columna que fue fijada en el pizarrón de las conferencias de prensa de Palacio. De este modo, la columna se difundió más allá de sus alcances normales.

Más tarde, los entonces diputados Edmundo Novillo y Jorge Alvarado nos contaron que Mesa iba a promulgar una ley contra un principio constitucional: la territorialidad de la ley boliviana. Los estadounidenses que cometieran delitos en Bolivia no podrían ser juzgados por la ley boliviana, sino trasladados a los Estados Unidos para ese fin. Se quejaron oficialmente, y entonces Mesa explicó la situación: su Gobierno no tenía ni para pagar diciembre ni menos aguinaldo. Había recurrido a probables fuentes de crédito, que le negaron. Solo la Embajada le proporcionaría esos dineros siempre y cuando promulgara dicha ley. Y así lo hizo, y no lo voy a juzgar por eso, pero que conste, ¿no? Tanta obsecuencia con la capitalización y con Goni se corrompieron cuando lo dejó colgado de la brocha en 2003 y se proclamó sucesor presidencial. Raro, porque hay que saber caer y no lavarse las manos y salvarse, cosa que, como diría Cayo Mesa, no lo hacen ni los cholos.